HACE DIEZ años estábamos -¿se acuerdan?- entre la incertidumbre y la ilusión. Cambio de año, de década, de siglo? cambio de milenio. Ahí es nada. Incertidumbre, ilusión y miedo. Sí. Recuerdo el acuartelamiento de los informáticos que tomaron las uvas en sus puestos de trabajo a la expectativa de la rebelión de las máquinas. Se iba a parar el mundo. No pasó nada. Algunos, que no teníamos esas capacidades, guardamos el recuerdo de una noche de cambio de milenio vestida de romanticismo y escarcha que se entregaba a un amanecer pleno de brillos y frío.

Diez años que han pasado en un "plis-plás". Todo parece que fue ayer y cada día el parece que fue ayer es más extenso. El tiempo, al que le hemos metido tantas prisas, nos devora sin que saboreemos sus instantes. Y eso que nos morimos más viejos. Un mal que sólo encuentra frontera en los que tienen poco o nada que perder. Que todavía son muchos. Tantos, tantos que deseo que triunfen. Aunque me encuentre al otro lado. Sería un gran momento para comenzar a igualar distancias. Al menos a reducirlas. Está fuera de fecha que compartan sólo el espacio naciones ricas, muy ricas, con las que son demasiado pobres. Hay señales alentadoras como la elección de Obama. El pueblo que lo eligió pide que se abran los canales por los que discurra la distribución justa de la riqueza mundial y que se acabe la explotación del hombre por el hombre, de los ricos sobre los pobres.

Hay también otras señales que nos encuadran en una III Guerra Mundial, no librada por el enfrentamiento entre ejércitos, sino la del terrorismo y la inmigración. Ya lo escribía Nietzsche, "si no queréis revoluciones, haced evoluciones". Ojalá superemos el precipicio de la crisis con una evolución inteligente y certera.

De las vísperas de este cambio de década tengo grabada a fuego la jeta del caradura mayor del reino. El HP -léase hombre público- con más rostro y menos escrúpulos del mundo. Sí. Ese en el que están pensando. El todavía presidente de los empresarios. Tan humano que se la suda el llanto, las huelgas de hambre o la desilusión infinita de la pobre gente defraudada por su culpa. Gente que -tras muchos meses quitándoselo de la boca para ahorrar- sólo buscaba pasar las navidades con los suyos.

Él "jamás hubiera comprado billetes de su compañía". Lo dice ahora. Y ahora sabemos que rechazó la posibilidad de volar hasta el 10 de enero, lo que hubiera evitado la mayoría del desastre. También sabemos que tiene en su haber reclamaciones de empleados, obreros, entidades de crédito o seguros y Fomento.

¿Creen ustedes que gente como esta puede liderar algún tipo de evolución inteligente, o más bien es el mejor ejemplo de la lucha de clases? Comencemos a barrer, que barriendo se saca al menos la parte más visible de la mierda. O como se diga.

Hoy extiendo la felicitación de cada domingo al año recién estrenado y a la insigne escritora y periodista Mª Rosa Alonso que "sólo" cumplió 100 años el Día de los Inocentes. Tengo el honor de dirigir el colegio que lleva su nombre y en representación de toda la comunidad escolar le hago llegar nuestra permanente y sincera admiración. Muchas Felicidades.

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