Se avecinan días de explicar que el hombre, con ser la única criatura racional del planeta, no puede constituirse por ello en dueño y señor de todos los seres que lo habitan. Que la superioridad que su condición le confiere no es una bula para dañar, matar y arrasar a su antojo, sino que se traduce en la obligación de respetar, de proteger y de conservar. Y nuestra sensibilidad debería de interpretar ese deber como una satisfacción, pues sólo se recrean en el dolor ajeno y en la destrucción el cafre, el egocentrista o el psicópata, además de aquel al que le mueven intereses económicos.

Hablarán de libertades cuando éstas quieren emplearlas para torturar a seres con capacidad sensorial. De extinción de especies, pero en realidad se trata de mantener una raza obtenida con modificaciones genéticas para infligirle padecimientos extremos. De preservar espacios naturales, haciéndonos creer que su existencia pasa necesariamente por dedicarlos a criaderos de víctimas para la brutalidad humana. De pérdida de puestos de trabajo, como si la obtención de ingresos, posible gracias a la existencia de subvenciones, pudiese justificar cualquier perversidad en su generación. De nacionalismos, como si el maltrato a una criatura lo fuese en función de límites geográficos.

Hasta puede que alguno, todavía aferrado a la ignorancia como arma escogida para confundir al pueblo, asegure que "no sufren" y que "ellos elegirían esa muerte". Nos quedan por delante mil disparates, patrañas, acusaciones falsas y amenazas catastrofistas que escuchar. Pero lo que nunca podrán lograr es convencernos de que los estertores de muerte de un toro, sus convulsiones y su sangre están sólo en nuestra imaginación. Ni tampoco que eso sea artístico, cultural o pedagógico. Podrán maquillar la mentira, pero la crueldad es muy difícil de acicalar.

Julio Ortega Fraile

La búsqueda

Nos pasamos la vida buscando. Buscando nuevos amigos; el confidente incondicional; un buen novio/a; un familiar desconocido; un rollete con quien pasarlo bien de vez en cuando; un perrito o animal de compañía; un trabajo duradero y remunerado; un billete de avión económico; una entrada para ese concierto esperado; un hueco en nuestro restaurante favorito; el viaje de ensueño; un paraguas para un aguacero repentino; un abrazo de nuestro mejor amigo/a; la oportunidad de una entrevista de trabajo; un coche que nos dure años; el reencuentro con nuestro gran amor; una playa con poca gente; la primera nevada; una fruta madura; la leche en su punto; en la agenda telefónica un amigo con quien quedar; una farmacia de guardia abierta; un banco que nos conceda la hipoteca; un aparcamiento en medio de la ciudad; una cita en el médico antes de los 6 meses; el número de lotería que nos dé el gordo; la crema antiarrugas para rejuvenecernos; un rico/a que nos lo dé todo; la cita perfecta; una isla desierta paradisíaca; la aventura en medio del Amazonas; el regalo perfecto de cumpleaños; la caricia que te ponga los pelos de punta; el subidón de adrenalina que te saque hasta las lágrimas; una inolvidable nochevieja; el novio/a más guapo y bueno de todos; una gran tarta de cumpleaños; un solomillo de ternera en su punto; el beso que nos lo transmita todo; una noche imposible de olvidar; la foto donde salimos perfectos y guapísimos; un te quiero de corazón; una mirada en medio del bullicio de muchos; la gran fiesta de graduación; la planta que dura sin agua cuando nos vamos de vacaciones; una buena pata negra; la madre, padre, hermano/a, amigo que nos espera en el aeropuerto después de meses sin estar en casa?

Buscamos y buscamos desde lo pequeño y chiquitito hasta lo más grande, pero eso es lo divertido; somos inconformistas y siempre queremos más y más, pero siempre que esa búsqueda sea positiva, nos aporte felicidad, nos cree una sonrisa, nos divierta y, en definitiva, siempre que nos lo pasemos bien, porque si provoca todo lo contrario mejor no buscar y esperar a que llegue, que, al final, siempre llega; todo llega hasta cuando no lo buscas. ¡Os lo digo yo! P.D.: "Querer es poder".

Carolina Sarai