LA ACTIVIDAD turística representa el principal soporte de nuestra economía. De ella depende una porción más que sustancial de la generación de puestos de trabajo y renta en la Isla y, por tanto, se trata de un sector que hemos de cuidar y proteger continuamente. Esto incluye tanto el mantenimiento de sus niveles de oferta como la adopción de medidas que permitan garantizar su competitividad en relación a otros destinos repartidos por el mundo.

De hecho, el turismo constituye seguramente el ámbito socioeconómico en el que se debe afrontar una competencia cada vez más sólida. Son constantes las iniciativas adoptadas en los cinco continentes y dirigidas a emprender la creación de infraestructuras turísticas o a reforzar las ya existentes. Esa es una realidad que tenemos que asumir con decisión y conocimiento.

En la actualidad, uno de nuestros principales competidores es el polo turístico que ha surgido en la costa egipcia del Mar Rojo, que también puede resultar atractiva en un mercado tan tradicional para nosotros como es el alemán. Precisamente, hace bien poco se ha celebrado allí la reunión anual de la Asociación de Agentes de Viajes de Alemania (DRV), que en cada ocasión elige un destino para llevar a cabo sus sesiones.

Como miembro de honor de la entidad tuve la oportunidad de ser invitado a asistir a la asamblea anual en Egipto y tomar parte en el encuentro, que congregó a 1.200 profesionales y personalidades de gran relevancia económica y social vinculadas al turismo. Esto supone una gran satisfacción en el plano personal, dado que los otros únicos representantes políticos presentes eran los portavoces de los principales partidos en el Parlamento alemán y el ministro egipcio de Turismo.

Esta asistencia, al igual que ha ocurrido en anteriores ocasiones, me ha permitido conocer de cerca las características de ese destino turístico competidor con Canarias, y podemos concluir que una de nuestras principales fortalezas es la atención al visitante que en muchas ocasiones hace que repita el destino. Por ese motivo, hemos de seguir invirtiendo y volcando nuestro esfuerzo en ese terreno.

Tenemos que sentirnos muy complacidos del grado de satisfacción y la lealtad mostrados por las personas que visitan nuestra Isla. Mostrarles amabilidad y hacer que se sientan cómodos en Tenerife no cuesta nada y, sin embargo, sí nos reporta mucho. Es preciso también que esa actitud vaya acompañada de un criterio razonable en las inversiones a realizar en este sector para continuar siendo el destino elegido, que aunque no pueda competir en precios sí sea capaz de hacerlo en los servicios y, algo muy importante, la seguridad.

Quisiera animar a los hombres y mujeres de nuestra tierra, a todos los que de alguna forma guardan relación con el turismo y también a los ciudadanos de a pie, a que sigan contribuyendo a convertir a nuestra Isla en un destino amable y atractivo. Es una cuestión que a todos nos afecta.