YO NO SÉ si ustedes han visto una inserción publicitaria en televisión anunciando un medicamento, supongo que antiflema o antimoco, en el que una especie de monstruoso enano verde se le adosa a un nota como si fuera una sanguijuela o un sapo baboso, le cae encima procedente de otra dimensión, desde que se levanta hasta que se toma el remedio, desapareciendo el machango intruso en cuanto se toma el preparado.

Es un anuncio gracioso, patético y simplón, es verdad, pero muy simpático. ¿O no? Vamos ahora a suponer, si les parece, y siempre en sintonía chistosa, aunque el asunto sea para llorar, que traspasamos el tema al mundo de la economía. Supongamos que el moco es el paro o el desempleo y se ha pegado como una lapa, ¿cómo nos lo quitamos de encima?

Difícil, el jodido va "in crescendo". Primero que nada, hay que partir de que tal y como están las cosas lo que se nos ha adherido por estas latitudes es un tremendo elefante o dinosaurio lúbrico, aceitunado, caquéctico, rijoso, lascivo y lujurioso. Un monstruo kaki, ¡fohh!, de tamaño espectacular al que nos gustaría poder expulsar, ¡fuera!, ¡salta pa´llá, asqueroso bicho inmundo! Pero no vamos a ser capaces, ojalá, ni con una patada en el culo. Va a costar Dios y ayuda ir debilitando al paro y al desempleo, que desgraciadamente van a seguir pegados en la piel más sensible de las Islas en unos porcentajes que pueden aún incrementarse en 2010, en base al estancamiento generalizado. La política de forzar demasiado la creación de empleo público tiene unas patas cortas, sólo se justifica en la emergencia, y toda la esperanza se concentra en la mejora que desde otras zonas se nos pueda traspasar a este modelo, sometido a tantos asaltos, tan poco equilibrado y dependiente.

Continuando medio en broma medio en serio, vamos a hacer cuentas: la cifra de parados bajó en Canarias en el último mes (diciembre/09) en tres personas, tres, digamos que Juan, Periquito y Andrés, que sobre una cifra total de desempleados al finalizar el año de 248.783 puede significar (a este ritmo) un plazo de unos 82.927 meses en absorberlo, es decir, unos 6.910 años y siempre prescindiendo de las nuevas incorporaciones al mercado de trabajo, lo que nos llevaría a concluir que en el año 8920 las Islas Canarias alcanzarían el pleno empleo.

El número de desempleados bajó en diciembre en 92 personas en Santa Cruz de Tenerife, situándose en 113.328 parados, y subió en 89 en Las Palmas, alcanzando los 135.455, lo que deja un decremento regional de tres ciudadanos sin empleo. Enhorabuena.

En términos interanuales, el número de desempleados aumentó en Canarias en diciembre en 45.790 personas, un 22,56 por ciento más que el mismo mes de 2008, según informó el Ministerio de Trabajo e Inmigración.

Sumando la destrucción o atolondramiento sin retorno de empresas y autónomos, significa que habiendo una carencia alternativa de motores, incendiado o averiado -pa´siempre- uno de ellos (la construcción) y tocado el otro (lo normal sería que la demanda de paquetes turísticos ante la crisis persistente en sus países de origen y la oferta mundial masiva de destinos siguiera restringiendo la afluencia a los mínimos que se están raspando en la actualidad), no únicamente nos valdrán medidas a medio y largo plazo para diversificar la economía, pues en esos supuestos estaremos ante el horizonte antes comentado del año 8920, sino que además necesitaremos actuaciones de "ya para ya" en cuanto que empiece a temblar la mano del endeudamiento máximo de las administraciones públicas.

La transmisión efectiva de los todavía muy discutibles e hipotéticos impulsos de crecimiento de algunas zonas concretas de Europa es mucho más probable que se vayan trasvasando a círculos concéntricos con diámetros cada vez mayores, dependiendo de la fuerza de la demanda, que afectarían progresivamente a las zonas continentales prioritarias o necesarias para potenciar sus propios tejidos resorte.

Estoy diciendo que, aún las estimaciones de mayor optimismo lanzadas por los políticos en lo que puede interpretarse como su deber de batir las dudosas inercias expansivas, las Islas pueden ser de las últimas en abandonar el estancamiento posthundimiento que va a seguir acumulando tragedias personales. En la que, si no se toman medidas de reestructuración estratégica con el compromiso del continente adoptante, en cuanto a motivaciones para la inversión, puede perpetuarse al moco elefante.

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