Eligio Hernández ha desempeñado todos los cargos en el sistema judicial. Ha sido juez, fiscal general del Estado y en la actualidad es un prestigioso abogado en ejercicio. También fue gobernador civil de Santa Cruz de Tenerife y ha tenido una destacada trayectoria política en las filas del PSOE. De él podemos decir que es un socialista humanista, no un socialista político oportunista de los que se oponen a todo, como el inefable Santiago Pérez o el hilarante López Aguilar. Eligio Hernández acaba de recibir el Premio de Periodismo Leoncio Rodríguez. Un galardón que cumple 40 años en este 2010, precisamente cuando EL DÍA, un periódico fundado por Leoncio Rodríguez con el nombre de La Prensa, alcanza su primer siglo de existencia; cien años ininterrumpidos de compromiso diario con Tenerife, Canarias y nuestros lectores. Un acontecimiento importante que celebramos siendo, por cuarto año consecutivo, el periódico más leído de este Archipiélago, con una ventaja tremenda sobre los otros medios escritos de las Islas. Un hecho que nos enorgullece y que le debemos a unos lectores cada vez más numerosos porque, a diferencia de otras publicaciones con difusión muy inferior, defendemos a Tenerife y no estamos al servicio de Las Palmas.

Eligio Hernández se ha prestigiado recibiendo este galardón y, a su vez, el Premio Leoncio Rodríguez de Periodismo ha ganado mucha categoría habiendo sido otorgado a una persona como él; un hombre de cuya amistad nos enorgullecemos en esta Casa. Un jurista de prestigio pero también, como decíamos, un gran humanista; una persona capaz de levantarse de madrugada para liberar a un preso detenido injustamente. Actuaciones suyas como esta se cuentan por decenas. Son tales actitudes las que nos permiten seguir creyendo en los jueces y en la Justicia pese a los golpes que estamos recibiendo. Hemos perdido varios pleitos en los últimos meses (todos ellos recurridos), a partir del momento en que interpusimos una queja ante el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por lo que consideramos un atropello del estamento judicial a EL DÍA y a su editor. Se trata, lo hemos dicho muchas veces, de manifestaciones realizadas, públicamente y con publicidad, por varios magistrados residenciados en Las Palmas. Fuera de los juzgados y sin vestir la toga, dijeron que José Rodríguez es un presunto delincuente. Fueron manifestaciones convenientemente difundidas por un periódico de Las Palmas, cuya razón de ser ha sido desde su nacimiento conseguir la división de Canarias y atacar continuamente a Tenerife. Las manifestaciones de los magistrados coincidieron con la campaña desatada por la prensa canariona contra nuestro periódico; de hecho, dichas manifestaciones formaban parte de un intento de desprestigiar a EL DÍA, que tuvo su punto culminante -a la vez que el más vergonzoso- en la reprobación del Parlamento de Canarias. Una ignominia como jamás se había visto, en la que tomaron parte directamente, al ser miembros de la Mesa del Parlamento, Juan Carlos Alemán, la señora Luengo no sabemos que más -a esta señora sólo la conocen en su casa-, Cristina Tavío -de la que sí sabemos muchas más cosas-, Castro Cordobez -conocido enemigo de Tenerife y benefactor de la tercera isla- y, sobre todo, la vampira de la sangre de los tinerfeños; la inefable María del Mar Julios, que pidió leer la reprobación para sentir un orgasmo político mientras lo hacía. Estos son los prohombres y promujeres de la política canaria. ¿Pueden estas personas seguir ocupando un cargo público cuando llegue la independencia y Canarias deje de ser una colonia vilmente sometida para convertirse en un país libre y decente? En absoluto; de ninguna manera pueden estar en política quienes cometen acciones tan indecentes. Por si fuera poco, tuvieron la desvergüenza de subirse el sueldo sin importarles el hambre de miles de canarios.

El caso es que después de la queja al CGPJ, como decimos, no hemos ganado un pleito. En el entorno de la calle, que nos conoce, se dice que son sentencias dictadas (nosotros no lo aseguramos) por el corporativismo, ya que a los jueces no se les puede pedir cuentas. "No estamos acostumbrados a que se cuestione la Justicia", ha dicho el propio Eligio Hernández. En lo que a nosotros respecta, aunque somos víctimas de algunas sentencias, acatamos la Justicia.