HUGO CHÁVEZ, el presidente de Venezuela, después de meterse a gobernar en materia tan desconocida para él como son las finanzas, ahora pisa terreno resbaladizo cuando se atreve a devaluar la moneda nacional, que es el bolívar, frente al dólar, estableciendo, además, dos extrañas paridades oficiales frente a la moneda norteamericana. Realmente, no entiendo del todo los tejemanejes cambiarios que se ha inventado el presidente. Oigo hablar, por primera vez, del llamado "bolívar fuerte", que no existía durante mis diecisiete estancias en la que el inolvidable maestro Ernesto Salcedo llamaba la "Octava Isla" y hoy sigue siendo el título de la sección que este periódico dedica a la información venezolana, la cual tuve a mi cargo durante varios años. Resulta que el "bolívar fuerte" sufre ahora su primera devaluación desde que el Gobierno de Chávez puso en circulación esa moneda el 1 de enero del 2008 sustituyendo al "bolívar viejo". El fuerte pasará de la paridad oficial actual de 2,15 bolívares por dólar, a una de 2,6 y a otra de 4,3 monedas venezolanas por dólar.

Recuerdo, con agrado porque, como decía un amigo mío, uno se sentía rico en Venezuela, cuando el entonces presidente Jaime Lusinchi devaluó el bolívar desde las casi 36 pesetas a que estaba el cambio, hasta las doce pesetas por bolívar. Los precios, que parecían de baratillo, estaban bajísimos como nunca. Yo compré joyas, ropa y hasta cosas que no necesitaba, e incluso en los hoteles Caracas Hilton y Tamanaco, ambos de cinco estrellas, costaban, como decía mi muy querido y malogrado amigo Mauricio Gómez Leal, exagerando un poco, como el de la que fue popular pensión Antonia de Santa Cruz.

Los partidos de la oposición del Gobierno de Caracas alegan que la devaluación va contra el pueblo y obedece a objetivos electorales. Los mismos partidos, que piden un movimiento por el cambio político, exponen los perjuicios para el comercio exterior e insisten en los males que afectarán a las economías familiares. Informan los medios que el día 10 de este mes, conocidas las disposiciones del Gobierno, el pueblo ha invadido masivamente los mercados y los establecimientos comerciales ante la que esperan inminente alza de los precios, porque la devaluación es buena para el comercio de exportación norteamericano, pero trae muchos problemas para la clase media venezolana. Chávez, entre tanto, arremete contra los ricos, a los que dice que lo odian y por eso protestan. Y en familias canarias, no hay novedad. O sea, las ayudas siguen sin llegar a sus destinatarios, tras el cierre, por intervención del Gobierno, del Banco Canarias de Venezuela.