DÍAS PASADOS traté, en esta columna, el tema de la construcción de un varadero en el puerto de Santa Cruz de Tenerife, según anunció el presidente de la Autoridad Portuaria, don Pedro Rodríguez Zaragoza, y dejé el tema "desrabado", que dicen en mi pueblo a las cosas sin terminar.

Adelanté que el señor Rodríguez Zaragoza, al hablar por primera vez de este importante proyecto a realizar en el puerto santacrucero, expresó que el futuro dispositivo está previsto para atender y, en su caso, reparar, barcos de hasta 70 metros de eslora y 20 de manga. El proyecto, puntualizó el presidente de la Autoridad Portuaria, está ya terminado. El astillero se construirá en lo que hoy es la Dársena Pesquera, prácticamente en desuso por la retirada de las flotas de esta actividad, como la rusa y la japonesa, que tuvieron este puerto como base de sus operaciones de descarga, almacenamiento y exportación de las capturas que efectuaban en aguas del vecino continente africano.

Este periodista que, cuando se construyó, se inauguró y ya funcionaba intensivamente la citada Dársena, tenía a su cargo la añorada sección "El Puerto es lo Primero" de este periódico, recuerda con pena la ilusión que tenía el ingeniero don Miguel Pintor, director del puerto, autor del proyecto y realizador de la obra, quien, en un alto de la carretera de San Andrés, dispuso un mirador, al que invitaba a personalidades y miembros destacados del sector pesquero para que contemplaran su recién inaugurada Dársena. Añade Rodríguez Zaragoza que, aunque el proyecto está totalmente terminado, aún no se cuenta con la aprobación del Plan Especial del Puerto, que está en poder del Ayuntamiento de Santa Cruz desde hace cinco años; se aprobó provisionalmente y tiene noticias el señor Rodríguez de que ha pasado a la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias (Cotmac), pendiente del visto bueno para volver a la información pública y llegar a su aprobación, trámite que falta para poder disponer de la licencia oportuna.

Si, a su tiempo, se hubiera ejecutado el proyecto que el entonces director del puerto, José Luis López Páramo, para crear en el litoral de Granadilla unos astilleros para grandes petroleros, o sea, un puerto industrial, lo de ahora no sería necesario y ya habríamos avanzado mucho en ese sentido. Aquel proyecto quedó en nada y luego se redactó otro para el puerto de Granadilla, en tiempo de Luis Suárez Trenor en la Autoridad Portuaria, por lo que no habría necesidad de lo que ahora se quiere realizar en la Dársena Pesquera y, en todo caso, seguiríamos conservando esa Dársena si volvieran las flotas que se fueron u otras nuevas. Ahora nada podemos ofrecer a esa actividad y es una pena y una ocasión única de utilizar la polivalencia de nuestro puerto.