AUN ESTANDO en tal situación, deberían haber asistido los tres concejales del grupo municipal del PSOE que no comparecieron al pleno en que se debatió sobre el Plan General de Ordenación (PGO) de Santa Cruz de Tenerife.

Los debates más importantes que se pueden tener en un ayuntamiento son el de los presupuestos para el ejercicio correspondiente y el de la configuración futura de la ciudad que supone su PGO. Ahí no se puede faltar. Ya sea para manifestar la conformidad o el rechazo. En asuntos de tal enjundia tampoco cabe la abstención. Mucho menos la ausencia. Y no hay razones personales que valgan, excepto que uno esté "de cuerpo presente". Me manifiesto con esta radicalidad, si este es el término que cabe, desde la fuerza moral que me otorgan mis cuatro años de concejal en la oposición (1983-1987) en el Grupo Municipal Socialista, primero, y en el Grupo Mixto, después, tras mi expulsión del partido en agosto de 1985. A los poquísimos plenos que falté, 4 de 83, lo fue, previa comunicación al presidente de la Corporación, por razón de mis obligaciones como revisor de cuentas de la Federación Estatal de Químicas y Energía de la UGT. Nada más. Ni gripes, ni lumbalgias, ni "razones personales".

Pensé que aquellas ausencias devenían de una divergencia con el aparato del partido posicionado en el rechazo al PGO. Y es que en declaraciones a la prensa por parte de los concejales José Ángel Martín y Marián Franquet se referían a Gloria Rivero y Ramiro Cuende diciendo que estos "expresaban una legítima posición personal de defensa del PGO que no es la del grupo ni la del PSOE en Santa Cruz", afirmando además que "recibimos dos instrucciones claras: la obligación de asistir al pleno del día 4 y el voto negativo".

El martes día 12 podíamos leer en este periódico que los concejales Ramiro Cuende y Gloria Rivero "presentaron ayer su renuncia en el Consejo Rector de la Gerencia de Urbanismo (?) y que explicaría la situación ante los medios tras reunirse con el partido". El miércoles día 13 leíamos en este medio que la Ejecutiva Local de los socialistas de Santa Cruz decidió expedientar y apartar a los ediles de cualquier representatividad en los órganos municipales. Decía el secretario general de la Ejecutiva Local, José Manuel Corrales: "Quien hable del PSC fuera de los órganos del partido deberá atenerse a las consecuencias, más todavía cuando gran parte de la ciudadanía nos ve como alternativa". Y respecto de la incomparecencia de los ediles a aquel pleno decía: "La realidad es que los socialistas estamos muy molestos, aunque debo decir que se han disculpado y reafirmado su oposición al PGO". Entiendo lo de estar molestos con aquella incomparecencia. Yo también, y lo he puesto de manifiesto en el segundo párrafo de este escrito. No entiendo lo de que "se han disculpado y reafirmado en su oposición al PGO". Será que han cambiado de parecer. Si se hubieran reafirmado, sería en la defensa del PGO, ¿o no era esta defensa a la que se referían los concejales Martín y Franquet respecto de Cuende y Rivero? Con estas incoherencias y con el ¡silencio, se rueda! (o rodarán cabezas) parece que el número de concejales del partido en el ayuntamiento no progresará adecuadamente.

Una cosa sí tengo clara, y es que por encima de todo está la dignidad personal. Y si esa, además de la profesional, te lleva a estar contra las "directrices" del aparato, había que manifestarlo con claridad en aquel acto plenario. Y en su caso, exiliarse.