ABSURDO es usted, señor Perestelo. ¿Cómo es posible que una persona con dos dedos de frente diga lo que ha declarado usted a un periódico de muy reducida difusión? "Decir que Canarias es una colonia es absurdo", ha manifestado usted, don José Luis. Lo repetimos: el absurdo es usted. Lo es porque siendo un diputado en Madrid por un partido nacionalista como CC, no lucha por la libertad de su tierra. Al contrario, se tumba en el suelo ante sus amos peninsulares para que se limpien los pies en sus espaldas como si fuera un felpudo. Se equivoca de parte a parte cuando dice que la mayoría de los canarios no ven a estas Islas como una colonia. Eso no se lo cree ni usted. Los canarios han estado narcotizados por la Metrópoli y atenazados por el miedo a la fuerza. Por eso han permanecido mayoritariamente callados -mejor dicho, amordazados- durante 600 años. Pero poco a poco, y muy a su pesar, el pueblo va perdiendo el miedo.

Dice usted también que en CC siempre ha habido sectores puntuales que defienden el soberanismo, aunque no es una demanda generalizada. Le reconocemos que es así, pero sólo porque ustedes no son auténticos nacionalistas sino bolsilleros políticos que engañan al pueblo para divertirse en Madrid. ¿A qué distancia se encuentran nuestras Islas de la Península? Políticamente somos parte de España porque España nos tiene colonizados, a pesar de que usted dice lo contrario, pero geográficamente no. ¿Sabe a qué distancia está Madrid, donde usted se ríe de los canarios y los peninsulares se ríen de usted? Porque los españoles se ríen de usted, señor Perestelo; de usted y de su portavoz la señora Oramas. Se ríen de ustedes en cuanto abren la boca para decir que son españoles, porque su acento les delata su origen indiano. El acento y la gramática oral los evidencia como los magos que son. Sólo les falta la chilaba y el turbante para que se parezcan a los procuradores saharauis en las Cortes del caudillo. La ropa europea que usan en Madrid los disfraza, aunque no engañan a nadie.

Los auténticos nacionalistas somos nosotros, los canarios que trabajamos para el pueblo. Ese pueblo que con su sacrificio los mantiene en Madrid pese a la crisis de la que es responsable Zapatero y sus sindicatos. Qué desgracia tener que esperar hasta las elecciones de 2012 para que desaparezca Zapatero.

Qué cantidad de disparates ha dicho usted o le atribuyen a usted, señor Perestelo. Por ejemplo, niega que exista un pleito insular. Es decir, niega al notario, escritor e investigador señor Guimerá Peraza. Don José Luis: no pensábamos que fuese usted tan absurdo. Pensábamos que ese papel lo desempeñaba la portavoz, pero se nos ha revelado usted como una luz auténticamente absurda. En realidad, no creemos en ninguno de ustedes dos. Son una desgracia para Canarias, para los canarios y para los tinerfeños. No sólo somos una colonia, sino una colonia descarada. Y usted es un descarado político, un absurdo, un antipatriota, un sumiso al poder español y socialista y un irrespetuoso con las ideas de los demás.

De nuevo tenemos que ocuparnos hoy del señor Pérez, que no sólo es una calamidad política sino también un político peligroso. Si todavía existiesen las checas, ya nos habría encerrado en una de ellas. Santiago Pérez es un denunciador y delator político, además de envidioso y calumniador. Dicho todo esto siempre en el aspecto político, ya que en su vida privada no entramos porque la desconocemos.

No menos ínclito es José Miguel González, también diputado regional. Vaya pareja que forman los dos, Pérez y González. Si tuviésemos que hablar de sus hazañas de desahucio y de las víctimas del mayor despotismo que se ha cometido en Canarias para ampliar la sede del Parlamento. Don José Miguel, le damos un consejo por su bien presente y futuro: vea hoy en la última página de EL DÍA (no hace falta que lo compre; pídalo prestado) en qué posición estamos nosotros y en cuál el periódico en el que lo han entrevistado a usted. Los dos periódicos mínimos que se imprimen en Tenerife, uno propiedad de Las Palmas y el otro obligado a obedecer a Las Palmas por cuestiones económicas, ya que un godo lo dejó en la ruina, están manipulando descaradamente las noticias y las declaraciones de personalidades serias y responsables. Peligroso, peligroso.