NO SÉ, con seguridad, cuáles han sido las causas de que el Partido Popular de Canarias haya perdido, en poco tiempo, por sendas dimisiones del cargo que han venido desempeñando en la política activa, a dos de sus miembros más destacados. El diputado del Parlamento de Canarias Miguel Cabrera Pérez-Camacho, quien dejó su puesto de portavoz, y la consejera del Cabildo Insular de Las Palmas Carmen Guerra.

No tengo el gusto de conocer a la señora Guerra, pero de ella tengo buenas referencias. Sin embargo, sí conozco, admiro y con él me une una buena amistad, a Miguel Cabrera, a quien considero uno de los mejores y más brillantes políticos canarios de esta era democrática, autor de importantes iniciativas parlamentarias como la Ley de Protección de los Animales y, seguramente, el más destacado portavoz que ha tenido su grupo parlamentario en la Cámara regional.

Dicen que Miguel dejó su puesto en el Parlamento porque sentó mal a los socios de Coalición Canarias, y a parte de su grupo, que criticara el reciente viaje del presidente del Gobierno autónomo, don Paulino Rivero, a Cuba, periplo que calificó de disparate absoluto. Y, ya puede verse, los que realmente cometieron un disparate incalificable fueron los que, de su grupo o del CC, dieron importancia a un comentario interno, puede que justificado, pero intrascendente. Así, CC perdió al mejor aliado y el Partido Popular, al mejor y más inteligente portavoz de los que ha tenido. Si parte de la culpa de esta renuncia la tuvo el jefe del PP en Canarias, don José Manuel Soria, además de un desatino, es una ingratitud con Cabrera la que ha cometido, ya que el diputado, cuando ha discutido con CC, lo ha hecho en defensa de los principios ideológicos del PP y del simple sentido común como el incomprensible apoyo de CC a los Presupuestos en el Congreso y a otros caprichos de Zapatero, así como absurdas decisiones que CC mira de una forma en Madrid y de otra, opuesta, en Canarias.

Y puede que tenga razón el Partido Socialista de Canarias cuando su portavoz en el Parlamento de Canarias afirma, con mala uva, que "Soria no deja crecer al PP en Tenerife porque no concuerda con su estrategia electoral". Allá Soria con sus cuentas, que no le salen aunque sea economista. Y a lo mejor tiene que repasar los textos de su carrera.