EL PASADO día 18 se produjo en nuestra Isla un hecho realmente lamentable que no debería volverse a producir. Una Isla como la nuestra, una sociedad como la nuestra, no puede permitirse quedar prácticamente paralizada en su actividad debido a un apagón general motivado por la carencia de unas infraestructuras que resultan imprescindibles para soportar fenómenos meteorológicos adversos, desgraciadamente cada vez más comunes. Existe el agravante, además, de que es el segundo "cero" que se produce en un año. Son cuantiosos los perjuicios que origina una situación como esa porque todos los sectores, tanto sociales como económicos, se ven afectados de forma directa y de manera muy negativa.

Por ello es estrictamente necesario que aquellas entidades privadas de las que depende el suministro eléctrico lleven a cabo las inversiones precisas para dotarse de aquellos equipos y medios punteros que les permitan garantizar el servicio que todos pagamos. Esa actuación es especialmente importante en las mejoras de los sistemas de protección de la red. Lo que nuestra sociedad demanda es que tanto los responsables de Unelco-Endesa como los de Red Eléctrica Española han de ser conscientes de esa circunstancia y actuar en consecuencia con todos los medios a su alcance y, además, con la máxima celeridad. Aun así, sería demagógico decir que existe riesgo cero de apagón por mucha inversión que se realice; no obstante, en el reciente pasado hay ejemplos de que se ha reaccionado bien en algunas ocasiones y hoy por hoy disponemos de unas torres de conducción capaces de soportar vientos huracanados con resistencias por encima de lo que exigen los reglamentos.

Por su parte, todas las administraciones, y especialmente el Gobierno central y el canario, que tiene las competencias en materia de política energética, han de poner también de su parte eliminando obstáculos administrativos innecesarios y facilitando la realización de esas inversiones que son tan necesarias. Siempre he sido partidario de la reflexión compartida cuando hay algún proyecto de infraestructuras estratégico para el futuro de Tenerife, pero una vez que los informes son claros se impone la práctica de las cosas bien hechas. Un paso positivo en este sentido sería una iniciativa parlamentaria dirigida a modificar la legislación actual, de forma que se pudiera obviar determinadas trabas administrativas que, como ya ha ocurrido en alguna ocasión, pueden entorpecer el desarrollo de proyecto de interés insular debido a intereses eminentemente locales.

Y es que nuestra Isla ha de disponer de las infraestructuras más avanzadas que aseguren su demanda energética. En ese apartado se incluye también el desarrollo de los sistemas denominados alternativos, un campo en el que podemos considerarnos pioneros. De hecho, el Cabildo, con el impulso de Ricardo Melchior a través del ITER, lleva ya unos cuantos lustros promoviendo la investigación e implantación de tecnología fotovoltaica y eólica. Hasta el momento, los resultados pueden ser considerados ciertamente esperanzadores, aunque la oferta, como es lógico, aún no puede satisfacer por entero las necesidades ni mucho menos cubrir la demanda. No obstante, nos hallamos en la buena dirección y debemos insistir en las energías limpias que aseguren nuestro futuro.

Tenerife es una sociedad moderna, que cuenta con un grado de desarrollo cuyos parámetros deben ser sostenibles y seguros. Debemos incrementarlos cada vez más, si bien de forma ordenada y consciente. Las infraestructuras de energía aseguran la calidad de vida de todos.