LOS SEÑORES diputados de Coalición Canaria y del Partido Popular, algunos de ellos naturales y vecinos de la castigada isla, quieren que los gomeros se mueran cuanto antes mejor cuando, en reciente sesión de la Cámara Legislativa regional, rechazaron una proposición no de ley por la que se instaba al Gobierno autónomo a que garantice la presencia de un médico y un ATS durante las 24 horas del día en los centros de salud de la Isla Colombina. No me hubiera extrañado que, por caso, los "rechazantes" hubieran sido políticos canariones y se tratara de jeringar a los chichas, pero los hijos de Canaria (sin "gran"), a lo largo y ancho de la historia, siempre se han arrimado a los gomeros para fastidiar a Tenerife y mis paisanos, para demostrar su agradecimiento, han hecho lo propio, porque los gomeros no somos ingratos.

A los señores nacionalistas de pacotilla y "peperos" insolidarios les resbala que, por falta de un médico, un practicante o un enfermero "amañado" en reanimación, un gomero muriera, hace unos meses, en la misma puerta del ambulatorio de Hermigua después de una angustiosa llamada de auxilio de sus familiares al 1-1-2 y al propio centro.

No sé si los parientes del fallecido han llevado el reprochable caso a los juzgados, aunque esa gestión no lo hubiera resucitado. Si lo han hecho así, nada se ha sabido porque, seguramente, ha quedado la cosa en agua de borrajas por las acostumbradas trapisondas falsamente justificativas.

Ahora se trata de garantizar la asistencia médica a un pueblo entero, donde dicen los "rechazantes" que hay un médico por cada 923 personas, que es la proporción más baja de todo el Archipiélago. Sin embargo, para nacionalistas y "peperos" parece que es suficiente, aunque para el PSOE hay escasez de personal no médico en los ambulatorios, ya que ellos rechazan los médicos.

Hubo cosas más increíbles y hasta chulescas en este pleno parlamentario. Cuando la diputada socialista gomera doña Rosa Jerez recordó lo de la persona muerta en Hermigua por falta de atención, la nefasta consejera de Sanidad, doña Mercedes Roldós, digna sucesora de otra consejera tanto o más nefasta, pidió a la Presidencia de la Cámara que retirase el uso de la palabra a la diputada Jerez porque "falta al honor e insulta gravemente a los profesionales sanitarios y a los gestores de la Sanidad pública, que no son sólo políticos". Si decir la verdad de un fallecimiento por falta de atención es un insulto, el Parlamento tiene que convertirse en una cámara de mudos.

Doña Cristina Tavío, gerifalte del PP, tornada inesperadamente en forofa del Ejecutivo, defiende a éste asegurando que "trabaja por mejorar la sanidad en La Gomera y en Canarias". Por eso rechaza el médico de 24 horas y que el enfermo se autocure con remedios caseros. Tavío achaca la muerte del gomero no a que no había nadie para atenderle cuando llegó moribundo, sino al Cabildo por los transportes.

Y agárreme ese cangrejo que va por agua a la mar.