MUCHOS CANARIOS siguen narcotizados por el miedo a lo que nos puede ocurrir el día después de ser independientes. ¿Qué va a ser de nosotros? ¿Cómo nos sostendremos? Estas y otras preguntas que se formulan los patriotas tibios son producto de esa narcosis que nos inducen nuestros amos españoles, porque quienes nos dominan desde hace seis siglos intentan por todos los medios a su alcance que no nos movamos y que, de esa forma, sigamos siendo sus esclavos. Si España, con 45 millones de habitantes, recibe 40 millones de turistas anuales y vive del turismo, ¿cómo es posible que Canarias, con dos millones de ciudadanos, no pueda vivir de los diez millones de turistas que recibe anualmente? La idea de que no podemos vivir solos es una vil engañifa metropolitana para mantener cautivo al pueblo canario. Mientras haya sol, habrá turismo; y mientras haya turismo, podremos vivir bien. No es necesario que sigamos pasando el hambre que sufren en estos aciagos días muchos de nuestros compatriotas, porque disponemos de recursos suficientes para ser uno de los países más ricos del mundo.

Pese al afán de los españoles por perpetuar nuestro complejo de inferioridad y la falsa creencia de que no podemos vivir sin ellos, cada vez son más los isleños conocedores de que viven en una tierra pródiga por su posición geoestratégica. Sólo con los derechos de paso por sus aguas y su espacio aéreo tenemos asegurada nuestra supervivencia. También está la pesca, porque una vez que seamos dueños de nuestras aguas -aguas que hoy le pertenecen legalmente a Marruecos- podremos pescar en ellas como lo hacían antaño nuestros pescadores. También contamos con la explotación de los recursos naturales -los presentes y los potenciales-, amén de la actividad comercial y el trabajo y el esfuerzo del canario honrado. Un trabajo y un esfuerzo que ha sido muy valorado en aquellos países a los que han tenido que emigrar los isleños empujados por el hambre impuesto por los españoles.

Igual que España en el pasado se hizo grande por el oro que rapiñaba en América y que llevaban los galeones hasta la Península, en el presente sigue haciéndose rica con los recursos que saquea de Canarias. ¿Para qué nos quiere España si no es para llevarse nuestras riquezas? ¿Alguien duda que las oficinas de la Hacienda española cumplen en Canarias la misma función que cumplían antes los galeones en América?

También está el asunto marroquí. Cuando llegue el momento de esa amenaza real que es Marruecos, España cederá de inmediato a las pretensiones anexionistas de Rabat, pues no tiene medios propios ni amistades internacionales para defenderse de un país avanzado como es el caso de nuestros vecinos africanos. El Ejército español es muy fiel y abnegado, pues ha sufrido y está sufriendo a los socialistas. Es un Ejército al que hay que honrar; eso no lo negamos. No le negamos sus méritos aunque sea un Ejército de ocupación. No alabamos, por supuesto, a las tropas que nos invadieron en su día, y a cuyo frente iban los adelantados de mal recuerdo, sino a quienes visten actualmente el uniforme en estas Islas. Tenemos pruebas, a través de los sucesivos capitanes generales que han pasado por Canarias, del valor del estamento castrense español. No obstante, este Ejército, convertido en una organización humanitaria por la ministra Chacón -una socialista que ha humillado a los militares españoles-, carece de capacidad para enfrentarse a unas fuerzas armadas modernas, bien entrenadas y mejor dotadas de material como son las marroquíes, y el apoyo de sus potentes amigos, los norteamericanos y los franceses. La proximidad de Marruecos a Canarias -unos pocos kilómetros- le facilita cuando quiera la ocupación o anexión de este Archipiélago como provincia suya, y su razón le favorece porque estamos en sus aguas jurisdiccionales y en su Zona Económica Exclusiva.

Como conclusión, reiteramos que es absurdo que personas inteligentes, o que presumimos que son inteligentes, se dejen engañar de una forma tan burda por las mentiras de quienes nos colonizan. Afortunadamente, poco a poco se va imponiendo la realidad y se impondrá mucho más en el futuro. Hay algo que es muy definitivo: la Resolución 1.514 del Comité de Descolonización de los Pueblos de las Naciones Unidas. Avanza 2010 y se acerca el plazo.