SÍ, "LA CARRETERA", no "The road", como se anuncia en las carteleras. Afortunadamente el español es muy rico en palabras, por lo que no comprendo esa estúpida manía de emplear otras, sajonas, cuando queremos expresar un concepto, una idea, que tiene su perfecta traducción en nuestra lengua. Menos todavía cuando se trata de simples sustantivos. Parece que la imbecilidad de quienes marcan las pautas de nuestro diario caminar les induce a considerar qué títulos deben cambiarse y cuáles no, obligando al no versado en la lengua en cuestión a castellanizar las palabras y producir una expresión imposible de entender. Por eso, para mí, el título de la película basada en la novela de Cormac McCarthy es "La carretera".

Traté de esta novela en un artículo que publiqué en EL DÍA el 28-02-08. Era en aquel entonces una obra que gozaba de gran éxito en Estados Unidos, quizá por la gran difusión que había alcanzado la película "No es país para viejos", que, original del mismo autor, le valió un Oscar a Javier Bardem. La novela me impresionó notablemente, aunque lo que me llevó a escribir el artículo fue una escena situada casi en su final. En ella, el protagonista descubre un barco encallado en una playa. Su nombre es "Pájaro de esperanza Tenerife", y decía entonces que había escrito al señor MacCarthy preguntándole qué motivos le indujeron a elegir ese nombre, aunque como era de esperar no recibí ninguna respuesta.

He de decir que, en mi opinión, raras veces se logra trasladar a una película la trama, el estudio sicológico de los personajes o el clima que los envuelve en una novela. El límite de tiempo que se fija a las películas impide que lo antes señalado sea claramente reflejado en fotogramas, por cuyo motivo los guionistas eliminan escenas que no tienen gran importancia en el hilo argumental. Sin embargo, los que leen una novela y ven luego su versión cinematográfica suelen casi siempre decir que es mejor la primera. Sirve la segunda para pasar un par de horas entretenido, pero no para "vivirla" intensamente. No obstante esto no me sustraje a la idea de ver "La carretera". Tenía interés en comprobar si en la película se distingue el nombre del barco, pero mi gozo en un pozo porque aquel se vislumbra sólo a lo lejos y no puede apreciarse su nombre.

No obstante mi decepción me decido a escribir este artículo porque creo que, en este caso, la película es fiel reflejo de la novela, quizá porque su argumento es tan simple que sólo un autor de la valía de MacCarthy ha podido desarrollarlo. Como muchos de mis lectores sabrán, el tema trata del viaje de un padre y un hijo por una carretera que se dirige a la costa. El país en que viven ha sufrido una serie de fenómenos naturales, tras los cuales todo ha quedado destruido y sólo quedan unos pocos mortales que, para sobrevivir, practican el canibalismo. La película impresiona por la ajustada interpretación de los actores el hombre, el niño, el viejo...-, aunque en mi opinión quienes logran que nos sobrecoja el ánimo es la fotografía del español Javier Aguirresarobe y la música de Nick Cave y Warren Ellis, esta última totalmente identificada con la labor del anterior. Aunque rodada en color, la desolación, la ausencia de luz en un mundo dominado por las sombras, hacen que predominen los grises y las tonalidades oscuras, haciendo que el espectador sufra en propia piel las desventuras de los protagonistas. Es una película que no se debe dejar de ver, impactante, aleccionadora, impresionante sobre todo cuando refleja en imágenes sobrecogedoras lo que es capaz de hacer el ser humano cuando las desgracias se ceban sobre él.

Mas no querría terminar este comentario dejando en mis lectores ese pensamiento que a veces, cuando se trata de las desgracias ajenas, nos hace decir "bastante tengo ya con las mías". La película tiene otro mensaje mucho más sublime, cual es el amor que profesa un padre a su hijo y los sacrificios que puede realizar para salvarlo del destino que a él, enfermo, le espera. Hay escenas de una ternura increíble, en las que no podemos evitar que los ojos se nos humedezcan, aunque el final nos permite vislumbrar la esperanza de que el ser humano, como un nuevo Adán, como un ave fénix, superará las desgracias y creará una nueva Humanidad. En esto quizá el cine supera a lo escrito. El viejo proverbio "una imagen vale más que mil palabras" se convierte aquí en una realidad casi palpable. Se nos puede describir cualquier acto del ser humano con las palabras más adecuadas que los idiomas ofrecen, pero cuando la ternura, el odio, el amor, etc. se plasman en imágenes ajustadas a lo que se desea expresar, con toda seguridad esos sentimientos llegarán con más intensidad a nuestra mente. Que es lo que sucede en "La carretera".

No permitan que se les escape la visión de esta película, auque reconozco que no es recomendable para las personas propensas a la depresión.