EL PASADO VIERNES publicamos una sentida nota necrológica con motivo del fallecimiento de don Pablo Alberto Hernández Matos. De este tinerfeño digno y honesto se decía en la citada reseña que "vivió con la idea de hacer de su ciudad del alma (que no de nacimiento, puesto que esa fue el Puerto de la Cruz) una gran urbe digna de admiración para el resto del mundo; de ahí que trabajara durante toda su vida por lo que consideraba una prioridad: la fusión con La Laguna. "No se entiende que estando unidas como están, y para eso no hay sino que observar cómo se ven desde un avión, y compartiendo tanto como comparten no se conviertan en una única ciudad que sea una referencia para las demás", solía asegurar. Ajeno a las polémicas que ello podía suscitar, igualmente defendió hasta el final el proyecto de urbanización de Las Teresitas por considerarlo la piedra angular de la capital. Apostaba por hacer de la playa un lugar emblemático que se conociera internacionalmente por su imagen diferente. No habría construcciones unas iguales a otras, sino un estilo irrepetible y exclusivo que se vinculara directamente con Santa Cruz y con Tenerife".

Estamos totalmente de acuerdo con la idea de este hombre de bien. Si algún día –cosa que no creemos porque la independencia arribará antes– llega un godo despótico y declara a Las Palmas capital única de Canarias, se lo deberemos a la tibieza, cuando no a la cobardía, de los políticos tinerfeños, así como a ciertas actitudes egoístas que no ven, porque no les interesa verlas, las ventajas de una fusión no sólo de Santa Cruz y La Laguna, sino de los municipios adyacentes: Tegueste, El Rosario, Tacoronte y Candelaria. Pablo Alberto Hernández Matos realizó una gran actuación municipal siendo primer teniente de alcalde de Santa Cruz, pues logró para la ciudad la adquisición de los terrenos de Cabo–Llanos. Dichos terrenos, añadidos a los solares aportados por la refinería de Cepsa, han permitido configurar la gran capital tinerfeña del siglo XXI. Y comenzamos nuestro fondo editorial.

SIENDO tan importante el tema de la independencia que piden ya de forma abierta los canarios, tenemos que volver sobre él un domingo más. Los habitantes de estas Islas empiezan a manifestarse sin temor a las porras de los "grises", ni a las mazmorras franquistas o marxista-leninistas de don Santiago. El miedo ha sido la táctica y la estrategia utilizada por la Metrópoli en el pasado para mantenernos uncidos a su yugo colonial. El miedo y el fomento de la desunión de los canarios, junto a la borrachera del fútbol –ahora también– actuaban como inhibidores de cualquier movimiento liberador. Simultáneamente, y de cara al exterior, se le hacía creer a Europa y al mundo que en Canarias existía una auténtica democracia –mentira cochina– y que en las Islas todos vivíamos felices. Esas eran las tretas del Gobierno de España para evitar que los canarios recuperaran la libertad de la que disfrutaban sus antepasados.

LA NUEVA estratagema de las autoridades colonialistas es el silencio. Ni una palabra en los medios de comunicación peninsulares sobre el crecimiento de los movimientos de recuperación de nuestro Archipiélago. De esa forma pretenden en Madrid que los canarios sigamos privados de libertad, identidad y dignidad. Los peninsulares desean que continuemos siendo meros individuos curiosos –es decir, exóticos– cuando llegamos a los puertos y aeropuertos del continente. Con ese silencio, las autoridades de Madrid persisten en su intento de hacerle pensar a los propios españoles, a los europeos y a todo el mundo que Canarias no es una colonia sino una Comunidad autónoma del Estado español, a pesar de estar en otro continente. España quiere ocultar el holocausto que sufrió el pueblo guanche, aunque afortunadamente no todos los aborígenes de estas Islas fueron exterminados. Gracias a Dios, muchos sobre- vivieron a la masacre, aunque fueron esclavizados. A algunos los trasladaron a las cortes europeas para exhibirlos como trofeos, y todos fueron privados de su identidad y de sus costumbres, hasta el punto de sustituir sus hermosos nombres guanches por otros cristianos. Ese expolio se produjo hace casi seis siglos, pero continúa en la actualidad.

LA LIBERTAD es una aspiración divina arraigada en todos los pueblos. Hasta Escocia quiere independizarse del Reino Unido. Aquí hacemos un paréntesis para comentar un folio que hemos recibido de la Comunidad Canaria en Londres (CCL), que recuerda la famosa proclama de guerra a muerte firmada por Simón Bolívar en Trujillo el 15 de junio de 1813: "¡Españoles y Canarios! Contad con la muerte aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. ¡Americanos! Contad con la vida aun cuando seáis culpables". Siempre hubo diferencias entre españoles y canarios. El mismo Bolívar, en el Congreso de Panamá de diciembre de 1824, dejó escrito para la historia: "...adoptar medidas con respecto a las islas de Cuba y Puerto Rico, y en caso de que se resolviese emanciparlas, resolver sobre su destino futuro... Resolver sobre si las mismas medidas deberían adoptarse respecto de las otras colonias de España: las Islas Canarias y Filipinas".

Añade acertadamente la CCL que "en el continente americano, sobre todo donde España mantuvo a sangre sus colonias, nadie duda de que los canarios están bajo la dominación colonial española. José Martí, apóstol y mártir cubano e hijo de una canaria, decía en 1892: "Ni es raro que el hijo de las Canarias, mal gobernado por el español, ame y procure en las colonias de España la independencia que, por razón de cercanía, variedad de orígenes y bastante falta de fin, no intenta en sus islas propias". En definitiva, muchos guanches/canarios participaron en la lucha anticolonial de los pueblos de América contra las tropas reales españolas". Por nuestra parte, únicamente queremos añadir nuestra esperanza de que Hugo Chávez, presidente bolivariano de Venezuela, tenga el acierto de exigir en la ONU que se incluya a Canarias en la lista de territorios colonizados y, en consecuencia, con obligación de ser liberados antes de que concluya este año 2010. Sabemos que Chávez no simpatiza con los españoles pero sí con los canarios, pues sabe que han sido los emigrantes isleños los que han hecho rico al país venezolano. Una tarea para la que también le pedimos ayuda al cónsul general de la República Bolivariana de Venezuela en Canarias, David Nieves Banchs.

ACABAMOS este editorial con otro asunto igualmente de mucha trascendencia. El Congreso Nacional de Canarias (CNC) ha mostrado su extrañeza por las desafortunadas declaraciones realizadas hace más de un año en Madrid por el representante del Frente Polisario ante las Naciones Unidas, Bujari Ahmed, publicadas a todo bombo por el periódico ABC de Madrid. Según Ahmed, "Canarias no está bajo la ocupación legal de ninguna potencia extranjera, como sucede con el Sahara... y forma parte de un Estado del que nadie cuestiona internacionalmente su soberanía, mientras que Sahara nunca ha sido marroquí".

Por nuestra parte señalamos que el señor Ahmed nos merece todos los respetos, pero también estamos sorprendidos por sus declaraciones. Un representante de su país no puede decir una mentira tan grande como la publicada por ABC. Canarias es una nación ocupada por España, como lo estuvo el Sahara y el propio Marruecos en tiempos del protectorado francés y español. No sea usted absurdo, señor Bujari Ahmed. Canarias no forma parte de ningún Estado. Al contrario, tiene derecho a un Estado propio, y lo va a conseguir.

Canario, no olvides que tanto el Sahara como Marruecos fueron colonias españolas bajo el disfraz de protectorado, como Canarias lo es en la actualidad revestida de comunidad autónoma. Canario, tienes derecho a que tu tierra sea tuya y no de los peninsulares. Canario, no olvides que sin independencia no eres nada ni nadie; tan sólo un nativo colonizado o, lo que es peor, un europeo ultraperiférico.