CIENTÍFICAMENTE se ve clarito que se trata de "thalassomas pavos", como el chiste de aquellos dos que discutían sobre si había sido un "lugarto" o un "legarto" la lagartija que se le había colado por dentro a la consejera, y al preguntarle ella aclaró: se puede decir de las dos maneras, pero técnicamente se lo conoce como "enserpiente"; en Catalunya lo denominan "fadri" -igual que el estimado cantante ya fallecido (El Fari)-; en francés es conocido como "girelle paon" y en inglés como "ornate wrasse"; este pescado puede llegar a medir hasta 25 cm y está extendido por todo el Mediterráneo y el Atlántico hasta los 50 metros de profundidad, aunque prefiere las aguas cálidas a las frías. Por ello, se abstienen en el Mediterráneo septentrional o en el Adriático, y en zonas como la Costa Brava pueden ser de aparición estacional, sólo en verano.

Tiene el cuerpo alargado y la cabeza redondeada, rematada en los machos grandes por un pequeño bulto en la frente, tipo cuerno. A saber. El color de los juveniles, en los machos y las hembras es distinto en cada caso; los pejes jóvenes son de color verde, con algunas bandas transversales claras y una mancha negra en la aleta dorsal. Viven en fondos rocosos así como en las praderas marinas, donde encuentran algas y se alimentan de todos los organismos posibles, y mientras las hembras buscan alimentos en grupos a veces numerosos, los machos suelen estar solos. También se los ha visto, en especial a los juveniles, efectuando tareas de limpieza de otros peces mayores. Son nadadores hábiles e incansables y bastante nerviosos de cara a los buceadores, aunque nunca andan lejos, debido al interés por los sedimentos que se levantan del fondo con las aletas y que les proporcionan bocaditos exquisitos.

Con semejante definición usted puede reconocer un bonito hotel en Valle Gran Rey, una empresa, un grupo musical, un club de triatlón o, lo mismo, un Blogs & Gofio en el que aparece hasta el Monstruo del Sebadal con una consigna en la que: "por el poder que nadie nos ha concedido, los aquí presentes, Pejeverde y el Ornitorrinco Enmascarado, mayores de edad, y en uso de sus facultades mentales, convocan algún interesante evento".

Define igualmente un comportamiento humano. Se utiliza como apodo de personas o incluso familias -conozco a una de La Palma en la que existe el pejeverde padre y el pejeverde hijo-, que quizás apellida con el nombrete la habilidad oportunista para escabullirse continuamente o andar rastrojeando sibilinamente entre bajíos.

De política pejeverde con respecto a Canarias puede calificarse lo que se deduce de las contestaciones del ministro de Industria, Turismo y Comercio, D. Miguel Sebastián, que dice que el Gobierno sigue defendiendo los intereses del plátano, cuando a la vez se escabulle ante una bajada del arancel a Colombia, de nada menos que 75 euros por tonelada, porque afirma que es competencia de la Comisión Europea "y no de ningún gobierno" con su negociación y firma de acuerdos bilaterales en materia comercial. "Inevitablemente ha habido que realizar concesiones", dice el nota y se queda tan pancho ante el desastre que puede intensificar la marea en el ya ruinoso sector. Pueden incluirse las declaraciones de la ministra "pejeverde" o "me lavo las manos" de Ciencia e Innovación, Dña. Cristina Garmendia, excelente valedora de la ubicación del Roque de los Muchachos para el Observatorio. Declaró la insigne: "Difícilmente con una actuación diplomática se pueda ni se deba revertir la opinión de la comunidad científica y tecnológica", cuando tras una sentencia de un Comité "Europeo" parece que ni les hacen seguro de lunas.

¿Quién defiende nuestros intereses? Si por casualidad son los pejeverdes, hay que comentar además que existe una transformación sexual de hembras a machos, como en algunas otras especies de lábridos, momento en el que cambian de color. Esta transformación tiene la ventaja de que siempre hay hembras jóvenes y pequeñas capaces de producir gran cantidad de huevos. Aún así, como un macho puede fecundar a muchas hembras, en esta especie se observa que los machos pueden formar harenes numerosos. A diferencia de otros lábridos, el pejeverde no construye ningún nido, sino que lanza sus huevos directamente al agua. Al atardecer se entierran en la arena del fondo gracias a las sacudidas de la cola, para pasar así la noche a salvo de sus predadores.

Clavado, exacto.

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