ALGUNA VEZ, a manera de reivindicación de la memoria histórica pero no de la memoria de Rodríguez Zapatero, siempre negativa y, políticamente, como un ajuste de cuentas a los que no piensan como él ni son socialistas, he tratado este tema de recuerdos históricamente recientes, aunque pertenece a un pasado que, desde luego, fue mejor que este presente que estamos viviendo en lo económico, lo político, lo social y en la ruina de muchos de los valores que poseía este pueblo nuestro.

Quería recordar la Semana Santa de entonces, que vivíamos también los que trabajábamos en esta Casa de El Día, muchos de los cuales ya no están con nosotros. De todo, se conserva, eso sí, la devoción del pueblo.

El Jueves Santo era día especial para nosotros. El cierre del periódico que generalmente era a las cuatro de la madrugada, se adelantaba a casi las doce o la una, para digirmos todos, personal de redacción y de talleres, a La Laguna, donde, sobre las tres de la madruagda, salía la procesión del Santísimo Cristo, que llegaba a la Catedral poco después del amanecer, para permanecer en el templo la imagen del Cristo hasta la tarde del Viernes Santo, en que formaba parte de la Procesión Magna del Santo Entierro.

Organizaba y encabezaba nuestro grupo, el subdirector del periódico, el malogrado Juan González Rodríguez, a quien casi todos llamábamos Juanito, sin que el diminutivo supusiera la pérdida del respeto que le teníamos. Y es que don Juan fue traído por su tío don Leoncio Rodríguez, el fundador, a "La Prensa" cuando era un muchacho. De ahí lo del sustantivo familiar.

Llegábamos a La Laguna y nos incorporábamos al cortejo religioso, muy numeroso, que ya pasaba por la mitad de su itinerario. Puede decirse que allí estaba toda la población lagunera, encabezada por las autoridades y el clero y la Esclavitud del Cristo, en la que formaban las personalidades más destacadas de Aguere.

De nuestro grupo formaban parte el ya malogrado Luis Ramos y, recuerdo, como asistentes que no fallaban, Domingo de Laguna, Gilberto Alemán, Francisco Pimentel, el director Ernesto Salcedo, un servidor, los miembros de talleres Juan Hernández, los hermanos, José, Manuel y Miguel González Rizo, también fallecidos, y tantos más para los que no me da la memoria.

Muchos se quedaban hasta la tarde para asistir a la Procesión Magna, en una semijuerga impropia de la festividad, en la que la legendaria tasca "Casa Maquila" tenía mucho que ver, y vuelta a Santa Cruz o a sus casas de La Laguna los que eran de allí. Y a esperar 365 días hasta la próxima Semana Santa.