LAS TRES PALABRAS engarzadas para el título pueden combinarse de muchas maneras, obviando por pudor el amor; la cuestión es que precisamente hoy cumple mi esposa veintinueve años casada formalmente conmigo, desde aquel día soleado en la Iglesia de la Concepción y siendo eso, por sí solo, un mérito por el que merece consideración, me surge la reflexión y más ahora que casi nadie recorre el camino de la supuesta línea recta sentimental que va aparejada al título de casad@, quizás en la idea transmitida por la inercia de que 23 y 19 años era una buena edad para casarse.

Hoy en día la normalidad o arquetipo de antes podría considerarse como urgencia, precipitación e inconsciencia. ¿Qué necesidad?, ante la obligación de ordenar mentalmente cualquier decisión. Hay que contar con una estabilidad y una seguridad de anclar junto a un o a una desconocida, en la anulación de otro amplio abanico de opciones para intentar una vida satisfactoria. Es lo correcto, darle veinte mil vueltas, y lo que parece más cabal, "piénsenlo bien, que todavía son muy jóvenes", aunque pasen del medio siglo. Digamos que el costo de oportunidad es mayor; se puede pescar en las comunidades virtuales como "facebook", "twenty". Las parejas lo meditan mejor, son más inteligentes y capacitadas, ya no entran por urgencias, muchas se arrepienten, aunque en eso no creo que sea muy diferente. Demasiados cánticos a la felicidad personados en princesas azules o solteros de oro. Además, el vínculo ha dejado de tener el mismo efecto de compromiso, no en lo cristiano (cuando lo es), que continúa inamovible, sino en lo civil, cotidiano y mundano, porque si no te aguanto, que te aguante "tu tía María".

¿Quiénes son más felices? Personalmente he descubierto a lo largo de los años que ninguna vivencia sentimental es exportable; a saber, un estudio de varias universidades estadounidenses y europeas asegura que la satisfacción que reporta el "sí quiero" es tan baja que no alcanza los 0,10 puntos en una escala de cero a diez. Esta alegría se debe más a la reacción ante el acontecimiento que a un incremento general de la felicidad de los contrayentes. Aunque es cierto, admiten los investigadores, que las personas casadas -y que permanecen casadas- se encuentran más satisfechas de lo que estaban antes de cambiar de estado civil. Las diferencias con los solteros, reconocen, pueden deberse a factores pre-existentes "La gente feliz es más propensa a contraer matrimonio", aunque opino que los sesudos análisis en temas del corazón tienen escasa validez.

Otra cosa muy distinta es un partido de solteros contra casados y acabar en urgencias. Una vez organizamos en la empresa el evento típico, que se promueve con frecuencia en todo tipo de colectivos (profesionales, residenciales, sociales) para el relajamiento y la mejor sintonía en las relaciones humanas. Un guiño a la cordialidad, pero cuidado, en el nuestro caso vino a jugar al campo de fútbol sala de Las Delicias un contable llamado Rafael vestido de corto, que llevaba un montón de años sin añadir el más mínimo componente deportivo a su vida; sólo se ponía calcetines de algodón y tenis. Puretita fondón de los casados con su preceptiva barriguita de felicidad, los solteros siempre ganan el partido y el punto presenta una estadística que puede alarmar llevando a la conclusión de que casarse deteriora tu físico. Claro, nada más comenzar a calentar, Rafael, él solito por la banda, atraído quizás por un lejano balón, se ve que las piernas no pudieron proporcionar estabilidad al impulso hacia adelante en el que había catapultado a su voluminoso cuerpo, con lo que ante el asombro de los compañeros de trabajo fue inclinándose en velocidad de crucero con la cabeza cada vez más a ras de suelo, hasta que aterrizó aparatosamente con unos daños multiorgánicos en toda su frente, desde la nariz, mentón, pecho y, especialmente, en barriga, codos y rodilla. Se hizo un Cristo. Acabamos un poquito más arriba, en la Residencia. Pobre Rafael.

Los servicios de urgencias de los hospitales están acostumbrados a recibir a diario y, especialmente los fines de semana, a todo tipo de implicados en accidentes domésticos y de ocio. Los desafíos "solteros contra casados" son una más de las casuísticas que los producen, y aunque los retos pueden acabar con casi todos los casados perjudicados, eso tampoco significa que sea tan malo.

infburg@yahoo.es