LA ACUMULACIÓN está encuadrada en el distrito 4, 4, Ofra-Costa Sur (47.977 hab.), que incluye los barrios de Tío Pino, Villa Benítez, Vistabella, Santa Clara, Camino del Hierro, César Casariego, Chimisay, Somosierra, Las Delicias, Chamberí, San Antonio, Moraditas, Mayorazgo, Ballester, La Multa, Miramar, Las Retamas, Las Cabritas, Juan XXIII, Nuevo Obrero, San Pío X, Tristán, García Escámez y Buenos Aires, y que desarrolla un arco en el que la gran mayoría es ocupada por una clase trabajadora de padres y abuelos.

El área metropolitana, en superficie urbana, está formada por los municipios de Santa Cruz de Tenerife, San Cristóbal de La Laguna, El Rosario y Tegueste, con una población de 392.431 habitantes y una superficie de 322,13 km², lo que da una densidad de 1.156,33 hab/km². Según el proyecto AUDES5, esta conurbación también incluiría los municipios de Tacoronte y El Sauzal, con lo que la población alcanzaría los 424.200 habitantes. Según el Cabildo de Tenerife, se calcula que el área metropolitana puede integrar en la práctica a seis municipios en 20 años, debido al enorme crecimiento demográfico experimentado.

En relación con el título, sólo por recordar un poquito y de paso hacer honor a Bartolomé García Lorenzo y Francisco Javier Fernández Quesada, digo que en septiembre de 1976, a raíz del ametrallamiento en su casa del primero (dijeron que buscando al Rubio) y de la muerte en las escaleras de la Universidad por disparo en la espalda del segundo, toda esta zona casi sin exclusión fue acordonada y prácticamente se estableció un sitio con epicentro sísmico en el barrio de Somosierra que se extendió rápidamente a la Universidad y al centro la ciudad en una especie de rebelión popular que remataba la serie de huelgas de los trabajadores portuarios, del transporte y del tabaco. Ahora ya no existe el tabaco -con la fuerza de antaño-, pero en los demás sectores la lucha es parecida.

Recién llegado a la facultad en ese tiempo, yo sólo corría. Viví el episodio del levantamiento en toda regla con guaguas cruzadas y refriegas, carreras y nerviosismos policiales desatados, en represión de los que portaban por ejemplo crespones negros en sus coches. Los que recuerden los episodios saben que la calle se amotinó completamente y que el asesinato del estudiante grancanario en diciembre del 1977 fue la gota que acabó colmando el vaso. La ciudad estuvo completamente tomada. Por la calle Serrano, de Santa Cruz, venían cargando los antidisturbios cuando una dotación de policías cerró el paso por Álvarez de Lugo. Una señora nos abrió la puerta de su casa, unos cuatro o cinco entramos al salón y nos tranquilizó con un vaso de agua para cada uno. Nos preguntó varias veces si éramos estudiantes, a hurtadillas se asomó un par de ocasiones y cuando consideró que el peligro de los grises había pasado, nos avisó.

De la actualidad, me hago eco de las fundadas protestas de los vecinos de Chamberí, unos mil, en la reclamación que hace un núcleo poblacional dejado de la mano de Dios según manifiestan sus responsables, las asociaciones San Martín de Porres y Chamberí-Costa Sur, que si bien en algún momento estuvieron sin decirse "ni mu", en la actualidad intentan aunar esfuerzos para denunciar los graves problemas que les afectan.

Una parte importante de las reclamaciones se refieren a los daños de los temporales, riadas y ciclogénesis explosivas de febrero, que no han sido debidamente reparados como han completado en otras partes de la ciudad. El añadido a los históricos problemas con los mosquitos y olores procedentes al parecer de la depuradora ha unido a los presidentes, que coinciden en que "el barrio está abandonado" pero "se puede jugar perfectamente al golf" en los boquetes. Quieren denunciar que no todo es malo, cuentan con un polideportivo para que los niños y jóvenes practiquen deportes. El único reparo es que el ayuntamiento procedió, hace unos cuatro años, a remozar las instalaciones, que estaban bastante deterioradas, quedando a medio arreglar los vestuarios, aunque eso a mi gusto tiene siempre fondo de gamberrismo. Suele ser habitual que a una, dos o tres reclamaciones o demandas justas, de evidente denuncia, se añaden ristras de asuntos generalizados en los que su solución puede ser un privilegio.

Los barrios de cualquier ciudad son su fuerza. La nuestra es grande, el área metropolitana de Tenerife tiene mucho que ordenar.

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