EN EL MOMENTO en que vivimos, en la época actual, están subvertidos casi todos los valores esenciales en todo orden de cosas. En el momento que vivimos no se le da primacía al valor supremo de la inteligencia. Hoy tiene escasa significación el que se sea un buen humanista, el que se tenga una vasta formación cultural. Me atrevería a decir que casi molesta el encontrarnos con una persona de amplia cultura.

Hace unas pocas fechas, he leído, sorprendido, cómo por determinados futbolistas, famosos, se abonan cantidades que rebasaban todo lo imaginable. Hay, parece, futbolistas que perciben por vestirse de corto y dar patadas a un balón cifras cercanas a los doscientos o trescientos millones de euros cada uno. Y otros, no tan famosos, cantidades que oscilan entre los sesenta o setenta millones de euros cada uno. Es, me dicen, el negocio del fútbol.

Cuando he jugado al fútbol, en que por cierto llegué a jugar bien, esa actividad se entendía como un deporte formativo; quienes lo practicaban rara vez percibían cantidades por algo en lo que se obtenía salud y diversión. Comparo el esfuerzo que debe hacer cualquier profesional, sea médico, abogado, ingeniero, arquitecto o semejante, con largos años de estudio, dedicación absoluta a una profesión, con renuncia a casi todo, algunas veces, incluso, lindante con la propia familia, y las enormes responsabilidades que cada uno de ellos ha de afrontar, con aquella, otras que derivan de un juego, de un deporte, y el fiel de la balanza se desequilibra totalmente.

Aquellas personas ganan en un solo año lo que muy pocos profesionales, casi ninguno, llegan a obtener después de treinta y cinco o cuarenta duros años de profesión. Son pocos los profesionales, diría que ninguno, los que llegan a ganar cien o ciento cincuenta millones de euros a lo largo de una vida consagrada al estudio y al servicio de los demás.

Hemos puesto el músculo por encima de la inteligencia. Hay una subvención de valores. Esto es preocupante. Quizá, cuando tal acontecer se produce, estamos en una de las antesalas de las grandes crisis de la Historia.