1.- Imagino la desazón que este hombre tiene que estar pasando, solo en La Moncloa, mientras medio PSOE huye despavorido e incluso sus ministros cuchichean sobre su mala suerte. Imagino que no podrá aguantar un día más de la fecha en que los sindicatos, esos irresponsables, convoquen la inevitable huelga general, que será efectiva después de la del sector público, el 2 de junio o así. Imagino a este hombre sin rumbo, con un país dirigido desde la Unión y los Estados Unidos, verdadero acontecimiento planetario y no el que se inventó Pajín. El fulgor y la muerte, ya no de JoaquínMurrieta sino de JoséLuisRodríguezZapatero, está escrito. Fulgor y muerte políticos. En su torpeza, este hombre se empeñó en negar una crisis que galopaba por la piel de toro e islas adyacentes y otras más lejanas. Y luego construyó un castillo de naipes, una suerte de mentiras encadenadas que no lo llevaron sino hasta su propio final. Si le quiere hacer un favor a su partido, que convoque elecciones ya, porque nadie lo cree, el país le da de lado, pocos lo respetan, todo el mundo le huye como de la peste. Ni siquiera la vieja Bardem y los de la ceja circunfleja lo arropan en estos tiempos; ha perdido hasta la batalla de Garzón, lo cual me parece el colmo. Zapatero no tendrá otro remedio que plantear la reforma laboral por decreto, si lo dejan quedarse hasta entonces y si patronal y sindicatos no pactan lo que tienen que pactar antes del final de mayo. Y después del decreto, la huelga general. Y después de la huelga general, Zapatero deberá tomar las de Villadiego. Todo parece encadenado y todo parece recogido por un escribano del siglo XIX, el mismo siglo del socialismo ramplón, antiguo y subsidiado que ha practicado Zapatero hasta sus últimos días. El destino de ZP ya no está en manos de nadie, sino de Dios. Se le acabó el crédito. Se le acabaron las mentiras. Se le acabó la gasolina. Se le acabó el país.
2.- ¿Y ahora qué?, se preguntan los socialistas. España sigue hecha unos zorros, no digamos Canarias. Alguien alcanzará una chambrita a ZP para que se resguarde del frío que hace fuera. ¿Dónde irá? Ya casi nadie lo quiere, ni los veintitantos diputados que no se pusieron en pie para aplaudirle. Está más solo que la una, como un Sabina cualquiera buscando a una magdalena en un bar de carreteras. Sólo le queda ese destartalado equipo de ministros y asesores, algunos de ellos inútiles, que le dicen lo que quiere oír. El peor de todos es el querido compañero de pupitre, J.A.Alonso, que ya no sabe qué contar a los periodistas para justificar los fracasos de los suyos, que se venden como triunfos. Es el sistema de Goebbels: repite una mentira y conviértela en una verdad. De ese viejo sistema han vivido hasta la extenuación, hasta que han acabado de arruinar el país, hasta que unas elecciones devuelvan la dignidad al PSOE. Porque el Estado es una ruina, ninguna medida se ha puesto en práctica para paliar la crisis, las pymes siguen abandonadas a su suerte y miles de personas se quedan sin subsidio de paro cada día. Las cifras, las inventadas y las reales, son de vértigo: casi medio millón de empresas cerradas, millones de familias con todos sus miembros en paro, caída del consumo -y esta es una última noticia- que puede provocar otro caos, llámenlo deflación, llámenlo recesión, llámenlo como quieran.
3.- ¿Cómo puede sentirse un hombre, presidente de turno de la Unión Europea, cuando el mayor dirigente mundial, su ídolo, lo llama por teléfono para obligarle a que salga a contarle al país todo lo que le negó durante más de dos años? ¿No se sintió morir en ese momento? Zapatero tiene que estarlo pasando muy mal, solo en La Moncloa, esperando la huelga general que sus falsos amigos, Méndez y Toxo, van a convocar cuando se tercie. Siempre dije que será en ese momento cuando ZP tenga que entonar el adiós a la presidencia y a la política. Porque ZP no se entera del año en que vive, es un ciudadano del siglo XIX, preso del subsidio y del romanticismo irresponsable. Y la cosa ha reventado. Se acabó.
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