Comenzamos este comentario de hoy con un asunto y lo acabamos con otro. No nos gusta la palabra tema, como tampoco le gustaba a Lázaro Carreter. El primero de esos asuntos es de suma importancia para las arcas y las obras que pueden pagarse con el dinero de la Hacienda pública. Nos referimos a la reanudación de las obras del puerto de Granadilla, si es que Las Palmas y sus hombres o mujeres no lo impiden; es decir, si no lo impiden "nuestros hermanos". Nos felicitamos por las palabras o manifestaciones de un buen gobernante que tiene el Gobierno de Canarias como es el presidente de la Autoridad Portuaria de Tenerife, Pedro Rodríguez Zaragoza; un hombre con sentido común, humildad y sabiduría. Se nos antoja que nada político, sino un hombre de la calle sin ambiciones y que sabe emplear el sentido común y la inteligencia. Nos repugnan los talentosos y los talantosos, entre estos últimos nuestro milagroso primer ministro de la gran ruina de España, el socialista Zapatero. Ya hemos dicho recientemente que los socialistas y el socialismo atraen la ruina de los pueblos y el sometimiento de éstos a los malos gobernantes; a los déspotas. Hablamos de un hombre con el que contamos para la primera y última piedra de Granadilla; puerto que significa riqueza en general, puestos de trabajo, limpieza ambiental, energía -la proveniente del gas natural- asegurada, baratura en los precios y, en fin, ganancias y bienestar para el pueblo. El bien, en este caso de Granadilla, va a triunfar sobre el mal. El mal de una alcaldesa inepta como es la de Granadilla. Una política ruin, vengativa y, en definitiva, inservible, que aún la tiene que aguantar el pueblo porque le quedan meses de cargo en los que su gestión será tan inútil como lo ha sido hasta ahora. Alcaldesa, por el apoyo que le presta un partido ruin y contrario a Tenerife, uno de cuyos miembros ha insultado gravísimamente a José Rodríguez. Sin embargo, la correspondiente querella interpuesta por el editor de EL DÍA no prosperó porque no la aceptó a trámite una jueza, hasta que la Audiencia Provincial le ha dado vía libre; jueza que no sabemos si es la misma que ahora le está dando cauce a otra querella criminal de don Santiago Pérez; un político venido a menos -aunque nunca fue gran cosa- que no sabe aguantar las críticas, pero sí llenar sus bolsillos de forma escandalosa con dinero procedente del hambre del pueblo. Santiago Pérez descarga contra EL DÍA y su editor la rabieta por sus continuos fracasos electorales. Eso quiere decir que no es demócrata, lo cual equivale, políticamente hablando, a ser un bolchevique o un nazi. Por eso reiteramos en que la revolución francesa y la guillotina estuvieron muy bien justificados, porque mientras Versalles se divertía y comía -es decir, don Santiago Pérez-, el pueblo, las tricoteuses, pasaban hambre. Ellas y sus hijos. Y hasta los conductores de las carretas que conducían a los nobles al cadalso. Entiéndasenos como metáfora, y no como petición -según ha interpretado algún socialista de forma torticera- intencionada de establecer la guillotina en Canarias. En definitiva, cuando pensamos en Granadilla pensamos en una alcaldesa y un partido que le han servido en bandeja a Las Palmas lo que tanto desean los canariones: el hundimiento de Tenerife.

Ahora le corresponde al presidente de la Autoridad Portuaria sacar esta obra adelante, pese a que Rodríguez Zaragoza es el hombre que no ha conseguido todavía, ni con manifestaciones y la ayuda de los representantes del Cabildo, del Gobierno y de los antiguos gobiernos el escáner. Veremos si ahora consigue el citado puerto de Granadilla. Qué espectáculo vergonzoso la escasa concentración de tinerfeños como ingenuos pidiendo un escáner, cuando Las Palmas, sólo con una llamada telefónica o una visita a un despacho en Madrid, lo obtiene al instante. Qué espectáculo, qué figuras para seguir gobernando en Tenerife.

No nos son simpáticos los socialistas que se oponen a todo por sistema. Pero hoy, no nos importa dar sus nombres, coincidimos con el secretario general del PSC en Santa Cruz, José Manuel Corrales, en su reclamación de que el Ayuntamiento de Santa Cruz reduzca un 50 por ciento su personal eventual en lo que se refiere a cargos de designación política. A nosotros también nos parecen excesivos los 68 asesores con que cuenta la Corporación. Tantos asesores son una inmoralidad. Además, evidencian que el Gobernante no sirve y no pude dar un paso sin que lo asesoren. Para eso es mejor, porque resultaría más barato, quitar al político y poner en su lugar a uno de los asesores.