EN MI ARTÍCULO de la semana pasada, "Un café con don Juan Grinda, médico y sacerdote", decía que dejaba para otro día algunas anécdotas más, sus publicaciones y sus aficiones, lo que motivó que recibiera algunas llamadas telefónicas y muchos correos animándome a que ese otro día fuera hoy.

D. Juan siempre recuerda con agradecimiento a sus "maestros" de Medicina. En primer lugar, a su padre, el Dr. Grinda Saavedra, que con toda seguridad le transmitió su vocación por la Medicina y del que fue ayudante en sus comienzos. Después cita a menudo a Enríquez de Salamanca, "que nos dedicaba a los alumnos tres o cuatro días a la semana para acompañarle a ver enfermos"; Laín Entralgo, que a un grupo de estudiantes "nos atendía un día para enseñarnos a investigar; las clases excepcionales y muy entretenidas de Vallejo-Nájera; Marañón, Rof Carballo, gran maestro de la Medicina psicosomática, López Ibor y otros".

Como anécdotas simpáticas de sus años como estudiante, y como médico en los hospitales de San Carlos y el Provincial de aquel Madrid, entre otras, destacaría: "Recuerdo que estaba de interno en la sala 13 del Provincial. Entonces aquellas salas eran de 30 o 40 camas, y con frecuencia, con enfermos en el suelo, a falta de camas. Cuando llegó a hacer la visita el Dr. Enríquez de Salamanca había una enferma dando gritos; yo le expliqué que era una persona que padecía histeria; entonces él la exploró y al terminar me dijo: "Sí, efectivamente, es una histérica con una apendicitis". Otra anécdota simpática es la del "soberbio", realmente un enfermo con impresionante delirio de grandeza que decía "tener miedo a mear por temor a inundar el mundo".

Cumplió "mili" en las desaparecidas Milicias Universitarias, en el campamento de Robledo en Segovia. "Los de mi promoción hicimos una película: ''15 bajo la lona'', de Agustín Navarro (1958). Todos los extras éramos los de mi compañía; yo salgo en una escena de un examen de los que allí realizábamos. ¡Fue impresionante!".

En una ocasión, viviendo ya en Canarias, en un viaje en avión, como es frecuente, pasó la azafata preguntando si había algún médico entre el pasaje. Lógicamente no dije nada porque a los tres meses de dejar de ejercer la medicina ya está uno muy atrasado; pero cuando la azafata pasó cuatro o cinco veces, me atreví a decir que yo fui médico; vi a la enferma: una turista, le tomé el pulso, la tranquilicé y… ahí acabó todo. Y entonces me dijo la azafata: "Claro, usted tiene la ventaja de que si falla como médico puede actuar como sacerdote". "Esperemos que no haga falta", le contesté con una sonrisa.

En cuanto a sus publicaciones, ha escrito infinidad de artículos en la revista Mundo Cristiano y en Escritos ARVO. En Ediciones Palabra ha publicado los siguientes libros de bolsillo: "El ateísmo de los jóvenes", donde explica a través de anécdotas geniales que la fe se oscurece a medida que el hombre se deja llevar por el desorden moral, e insiste en la importancia de llevar una vida limpia y sincera. "Miedo al qué dirán", en el que enfatiza la necesidad de aprender a saber "pasar" de lo que opinen los demás, porque realmente lo que nos interesa es lo que piense Dios. "La práctica de la oración", sobre la perseverancia en la oración, día a día, sin desánimo. "Tres dificultades para confesarse", y explica cómo superarlas de manera sencilla. Personalmente destacaría "Fe y realidades humanas", donde habla de la seriedad que merecen las realidades humanas modestas, que, junto a la grandeza de la fe, no admiten la superficialidad; con capítulos provocativos e ilusionantes como "Liberación de la zafiedad", "El chismeadicto", "Cuando los goles suben al marcador" o "La moral del tenis".

Qué duda cabe de que su afición -sus hobbys, como dicen ahora- sigue siendo el fútbol. Además, sirve para descansar, algo que receta siempre. Sus preferencias musicales, las óperas: "Norma y La sonámbula", de Bellini; también Mozart, Wagner, Puccini, Verdi… Es un apasionado del cine. ¿Una película?: "Mejor imposible", con Jack Nicholson. ¿Libros?: el teatro de Jardiel Poncela, Casona, Benavente, Oscar Wilde, Stevenson, Ford...

En conclusión, me arriesgo a afirmar que don Juan es un hombre -"porque los curas se hacen de hombres"- con un perfil de entrega a los demás por amor Dios, con un agudo y excelente sentido del humor. Muchas gracias por su tiempo y por la delicadeza de abrirme su corazón. ¡Qué pena que sea del Real Madrid!

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