EL PUEBLO español, con las excepciones del Gobierno Zapatero y, en especial, de la ministra de Igualdad, doña Bibiana Aído, quien, en este caso, predica contra el ejemplo que está obligada a dar, la que se declara enemiga irreconciliable de las criaturas que van a nacer, sigue protestando contra la Ley del Aborto que está dispuesto a implantar el Ejecutivo de la nación.

El sábado último varios cientos de españoles, convocados por organizaciones antiabortistas, que son mayoría, se concentraron ante la sede madrileña del Tribunal Constitucional para pedir la suspensión cautelar de la puesta en vigor de la tal ley, que atropella descaradamente, entre otras, a la ley universal de los Derechos Humanos.

Como comenté en artículo anterior, el Partido Popular y el Gobierno autónomo de Navarra han presentado sendos recursos sobre el mismo tema ante el TC, que el alto tribunal ha admitido a trámite, con lo que las esperanzas de los antiabortistas, que somos casi todos, han aumentado porque es la primera vez que en nuestro país se produce una protesta de esta cuantía ante un precepto legal.

Nada menos que sesenta asociaciones tomaron parte en esta manifestación de protesta, en la cual dio lectura a un texto elaborado por las organizaciones convocantes la periodista de la COPE Cristina López, quien dirigió la manifestación, en la que figuraba una pancarta gigante de 60x20 metros. Se dirigieron a la multitud, en varias intervenciones, dirigentes de las diferentes organizaciones que convocaron la manifestación.

Ante esta masiva protesta, el Gobierno de Rodríguez Zapatero no ha hecho, hasta el momento, ningún comentario, aunque puede ser que el presidente del Ejecutivo se hallara ocupado en los trámites de entrega de la presidencia de la Unión Europea a Bélgica, que ahora le corresponde en período semestral y que Zapatero acaba de realizar con más pena que gloria dejando tras de sí una verdadera estela marcada por el desacierto, según los comentaristas europeos. Uno de éstos, aunque no afecte sino a España, porque en Europa hay más civilización y cordura que en nuestro país, el nocivo disparate de la ley del aborto que se espera, insisto, que tras las protestas masivas y los recursos presentados, sea declarada inconstitucional, porque la Constitución ampara la vida de los españoles, pero, naturalmente, rechaza la muerte autorizada de los seres humanos vivos, que son las víctimas de la absurda ley del aborto, rechazada en todas las civilizaciones.