Me veo en la obligación de utilizar nuevamente esta leída sección de su periódico para intentar que mis quejas por el tema del agua en Tenerife no caigan en saco roto. Llevo muchísimos años luchando contra el poder establecido y, aunque los resultados obtenidos no han sido los deseados, no voy a rendirme. Hace ahora un año que le escribí al señor consejero de Aguas del Cabildo Insular, Pedro Suárez, permitiéndome sugerirle una serie de circunstancias relativas a la administración del agua en Tenerife. Seis meses después, en noviembre, le reenvié la misma carta por si en realidad se había extraviado, ya que no obtuve ninguna respuesta al respecto. Y hoy en día es la fecha en la que el citado consejero no se ha dignado contestarme.

Como quiera que las irregularidades denunciadas en su día continúan produciéndose con más descaro si cabe, me dirigí por fax al presidente de la comunidad Hoya del Cedro, de la que sigo siendo partícipe, pese a quien le pese, solicitándole autorización para girar una visita a las instalaciones de la citada galería para comprobar el estado actual y la salida de caudales. Eso fue el 9 del pasado mes de abril y, treinta días más tarde, se la volví a reiterar por correo certificado. Hoy es el día en que no me ha contestado en ningún u otro sentido.

Pretendo confirmar personalmente que, pese a mi denuncia, se continúa derramando al volcán 300 pipas por hora de un agua que puede ser aprovechada canalizándola hacia la planta de El Reventón, muy cerca del lugar, que incomprensiblemente sigue cerrada a cal y canto. Esto se lo comuniqué al consejero con la recomendación de que cumpliera "su manual de buenas intenciones" que pregona su organismo en una Ley de Aguas que, por lo visto, es el primero en no respetar.

Ni puñetero caso. Ahora hace un año que denuncié esta atrocidad y nadie ha tomado medidas. Y eso que llueve sobre mojado. Ni el consejero ni el presidente de la comunidad ni el del cabildo ni los agricultores de la zona ¡ni nadie! parece recordar que esta misma galería fue sancionada por el Gobierno de Canarias a primeros de este siglo con una suculenta cantidad de dinero por desperdiciar conscientemente siete millones de metros cúbicos del líquido elemento. ¡1.800 pipas por hora!, que acababan perdiéndose en el propio volcán sin aprovechamiento alguno. Para que tengan ustedes idea de la magnitud del desperdicio, el agua desaprovechada (¡catorce millones de pipas!) equivaldría a llenar durante dos años seguidos todas las balsas del Cabildo en el Norte de la isla.

Como increíble excusa, Antonio Évora, presidente de Hoya del Cedro, se ha dignado decir que el agua de esa galería "no sirve". ¡Menudo administrador tenemos al frente de la comunidad! Aviados estamos si este señor es el que defiende los intereses de los comuneros. Mire usted, no hay agua inservible, ¿para qué queremos las desaladoras, las potabilizadoras, las minicentrales eléctricas, las nuevas técnicas de depuración y los 600.000 euros que el Consejo Insular destina para la realización de proyectos hidráulicos? ¿Para tener las plantas cerradas o fuera de servicio, como la del Reventón, la Isla Baja o la de Tamaimo? ¡Qué vergüenza!

Ahora "sólo" son 300 pipas/hora las que se están derramando. Les parecerá poco a toda esta gente. Mientras tanto, a los agricultores de la zona siguen sin cuadrarle los números porque los cultivos, al precio que le ponen el agua, no merece la pena mantenerlos. Yo, la verdad, me pongo en el pellejo de las autoridades competentes y no podría dormir tranquilo. Es cuestión de conciencia.

Ernesto Hernández Melchor

(Santa Úrsula)