EL GOBIERNO español actual el "derecho que todos tienen a la vida", del artículo 15 de la Constitución, lo convierte en un delito con la nueva ley del aborto de 2010, sancionada por el Rey Juan Carlos como, en 1978, sancionó también con su firma este gran derecho a la vida de todos. Con esta ley el Gobierno actual está ya muy satisfecho y orgulloso porque, según él, por fin, se ha equiparado con los grandes de la Unión Europea, como Francia y Alemania. Pero resulta paradójico y tremendamente decepcionante que, mientras que en estas naciones la tendencia en número de abortos tiende a la baja, según el Instituto de Política Familiar, en España será la nación de la Unión Europea que más abortos practique.

Aquí cabe esta reflexión que, con distintas expresiones, he ofrecido en esta sección conforme a las sucesivas circunstancias de cada momento, desde 1985. Ya el pasado 5 de julio de 2010 pasará a la historia como el día en el que se despenalizó el aborto en España. "Sin duda, el conjunto de la sociedad española nos agradecerá que hayamos estado a la altura que exigen los tiempos", afirmó la ministra de Igualdad en el Congreso. Sin embargo, este día, lo más certero históricamente, se recordará como un día de luto, una lacra de 25 años, un cuarto de siglo de aborto perpetuado en España. Aquí tenemos el resultado: "Un millón y medio de víctimas, un promedio de 164 en cada uno de los 9.125 días que hay en los 25 años transcurridos desde que la ley del aborto fue aprobada el 5 de julio de 1985, un cuarto de siglo después, la ley de la despenalización da paso a la ley que convierte el aborto en un derecho.

Ya en 1994 un gran escritor y pensador español nos ofrecía esta profunda reflexión: "Estamos amenazados por la mayor ola de "reaccionalismo" que puedo recordar, porque no afecta a tal o cual aspecto secundario de la vida, sino a su misma realidad, a lo que hace que puede ser vividera, con esperanza en medio de todas las dificultades y dolores que lleva consigo. La manipulación a que está sometido el mundo actual, incomparable con las de cualquier otra época, hace verosímil que el mundo se embarque en una monstruosidad sin precedentes. Imagino -sigue nuestro escritor y pensador- que en el siglo próximo -el que estamos viviendo- se puede sentir vergüenza de que haya existido una época tal como nos presentan, ofrecen y lo que es más, quieren imponer". La aprobación de esta ley abortista española, más que considerarla como una conquista social -como se creen el gobierno socialista y partidos afines-, ha sido para poder eliminar seres humanos, los más inocentes e indefensos.

Ninguna ideología política con sus votos, ni con sus consensos, puede justificar el asesinato de un ser humano, sea cual fuere el momento de su existencia. "La finalidad de la política nace para buscar el bien común. Aquí está su justificación y su sentido y del que deriva su legitimidad primigenia y propia". (Vaticano II. GS,78). Por eso, todo Estado tiene el deber de garantizar y favorecer por todos los medios posibles el respeto a la vida de cada ser humano. No se puede invocar la libertad de conciencia y decisión por encima de este deber, porque el respeto a la vida es el fundamento, frente a cualquier otro derecho, incluido el de la libertad. Por eso, todo Estado, cuando no pone su poder al servicio de los derechos de cada ciudadano, y en particular de los más débiles, de los no nacidos, quedan minados los fundamentos mismos de un Estado de derecho, por más democrático que se defina y proclame.