EL TREINTA de junio terminó, por fin, la presidencia de turno de España en la Unión Europea. Y digo por fin, porque si Zapatero sigue unos meses más acaba con nosotros. El problema que tuvo ZP al frente de la UE fue que nadie le hacía caso en Europa y además todos (Merkel y Sarkozi) le decían lo que tenía que hacer en España, por lo que quiso llamar la atención y no se le ocurrió otra cosa que firmar un tratado de libre comercio, TLC, con los países latinoamericanos, a cambio de rebajar el arancel comunitario del plátano canario de 176 euros a 75 euros. Era la primera vez, desde la adhesión de España a la UE, en 1986, que el Gobierno español no defendía el plátano canario sino que, muy al contrario, lo sacrificaba. Hay que recordar que cuando España entró en la UE, el plátano canario tenía la reserva del mercado nacional. O lo que es lo mismo, no podían entrar otros plátanos en la Península que no fueran canarios. Cuando Canarias cambió su estatus inicial en la UE y se incorporó plenamente, en 1991, a cambio de la pérdida de la reserva nacional se creó la Organización Común de Mercado para el Plátano, OCM, que establecía cupos para los plátanos no comunitarios y compensaciones para los productores locales. La OCM sucumbió por las presiones de la Organización Mundial de Comercio, OMC, que pretende la liberación de los aranceles entre los países, en beneficio de los Estados Unidos, que son la primera potencia exportadora mundial y los dueños de las multinacionales latinoamericanas del banano. Con lo que nadie contaba, ni nosotros ni la UE, era con que fuese España, el país de la UE que produce más plátanos, quien se los cargara, a cambio de una foto. Pero no quedó ahí la cosa. La Presidencia española de la UE nos costó, además, la inversión de más de mil millones de euros prevista en La Palma y por la que también pujaba Chile. Zapatero, para no incomodar a Chile, uno de los firmantes del TLC, no movió un dedo para que el telescopio europeo extremadamente grande se instalara en Europa, en La Palma, que reunía mejores condiciones, sino que permitió, ante el asombro de los palmeros, que se fuera para Chile. Y por último, se reunió con Marruecos para firmar un tratado bilateral que perjudica, como siempre, las producciones agrícolas canarias, en especial, el tomate. Lo dicho, si ZP sigue un par de meses más nos hunde. A partir del 1 de julio, Bélgica preside la UE y menos mal que llegaron los belgas, que por lo menos suelen venir a Canarias de vacaciones y serán más sensibles con unas islas que conocen y que están siendo masacradas en la UE por las reiteradas traiciones del Gobierno de España, ante la apatía cómplice de un Gobierno de Canarias, que no dice nada. Tenemos que recuperar la iniciativa en Europa para defender nuestros intereses. El Gobierno de Canarias debe liderar la estrategia de incrementar significativamente nuestra actual capacidad de lobby en la UE, pero para ello, primero, debe reconocer que tenemos un problema de invisibilidad que hay que solucionar, porque para que te ayuden, antes te tienen que ver, y para que te vean, tú te tienes que mostrar. Canarias es invisible en Europa porque su presidente, Paulino Rivero, no ha sido activo en la defensa de sus intereses en Bruselas, como lo fueron Manuel Hermoso, Román Rodríguez y Adán Martín. Y lo peor de todo no es lo mal que lo está haciendo este Gobierno de Canarias en Europa, sino que después va a ser mucho más difícil para el que venga recuperar las posiciones perdidas, por la incorporación de otros países y regiones más pobres que nosotros, que acapararán los fondos estructurales y de cohesión.

En la UE la negociación es permanente. Lo conseguido, si no se defiende, se pierde. Pero la UE es muy grande y las islas pequeñas, por lo que es necesario que el Gobierno de España nos apoye. Así que Paulino y CC dejen de apoyar a Zapatero gratis en Madrid, hasta que Zapatero no empiece a apoyar a Canarias en Bruselas. Tan sencillo como eso.