LLEVAMOS semanas con un mar de fondo en la política regional que ocupa todos los días los titulares más sonoros. CC y PP andan a la greña permanente a cuenta de los futuros recortes de las cuentas públicas y de la pragmática estrategia de los nacionalistas canarios en Madrid, para quienes valen más decenas de pequeños y medianos acuerdos en mano que una gran trifulca volando.

El Partido Popular no soporta que CC no se sume a su operación de acoso y derribo a Zapatero (como tampoco lo han hecho hasta ahora catalanes, vascos y gallegos) y desde hace meses adoptó una estrategia poco leal con sus socios de gobierno en Canarias. Se empeñó en anunciar con mucha antelación un recorte de más de 1.000 millones de euros en los presupuestos canarios de 2011. Un tijeretazo del 13% que es casi el doble que el que acaban de aprobar las Cortes para las cuentas del Estado del próximo año. La suma de ambos induciría una caída del PIB en Canarias tan intensa como para que el paro, lejos de reducirse el próximo año, siguiera escalando en las Islas, con unos niveles de protección al desempleo que cada año que pasa serán menores.

Lo que debía ser un debate interno, serio y riguroso del Gobierno ha sido trasladado desde la Consejería de Hacienda a las páginas de los periódicos y, además, con pistas falsas, centrándose en cuestiones de alto rendimiento mediático pero de escasa relevancia presupuestaria. Porque en esa aparente cruzada a favor de la reducción o fusión de las empresas públicas apenas puede aportarse, en el mejor de los casos, una veinteava parte del ahorro que se precisa.

A pesar de la virulencia de las acusaciones cruzadas entre PP y CC, nadie considera que la sangre vaya a llegar al río; nadie piensa que el pacto de gobierno se vaya a romper como antaño.

Pero si el diálogo interno se ha roto, la forma más salomónica y peligrosa para salir del paso el próximo mes de octubre será aplicar la misma rebaja para todos los departamentos, algo que sería absolutamente inasumible para los dos grandes centros de prestación de servicios: Sanidad y Educación. Como alternativas, continuar engordando el nivel de deuda pública es un camino ya vedado por los propios mercados prestadores; y la subida de algunos impuestos excepcionalmente bajos en Canarias se hace muy cuesta arriba en meses preelectorales.

Por todo ello, y sabiendo que el papel lo aguanta todo, no sería del todo descartable que se apruebe un presupuesto más hinchado que el que realmente se puede financiar y que sea el próximo verano cuando realmente se produzca el auténtico ajuste.

En cualquier caso, más allá de las pullas y zancadillas verbales que, un día sí y otro también, se lanzan los dos socios del gobierno, cuadrar las cuentas del año próximo constituye el gran enigma de la política canaria: la piedra de toque sobre la que puede bascular el inicio de la recuperación o la continuidad de la caída. Va a ser la tarea más complicada a la que nunca se haya enfrentado gobierno autonómico alguno. Si no se acierta, si la economía real se sigue deprimiendo, la crisis no habrá tocado fondo en 2010 y nos puede acompañar varios años más, ocurra lo que ocurra allá lejos, en el "ultracéntrico" continente.

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