"SIN NOVEDAD en el frente" era el título de una famosa película de mi niñez, filmada sobre una novela del mismo título, muy popular, cuyo autor e intérpretes no recuerdo, porque un servidor, en aquella época, contaba escasos ocho o nueve abriles. Se desarrollaba el argumento de la cinta sobre la I Guerra Mundial, que, entonces, estaba más cerca de la actualidad, y el recuerdo de la segunda, la cual llegó tras la contienda civil española, que tan marcados nos dejó a todos y cuya actualización, en forma de clara "vendetta", hace todo lo posible por poner al día el señor Rodríguez Zapatero con su improvisada y malintencionada Ley de Recuperación de la Memoria Histórica, más bien dirigida a recordar odios olvidados entre los españoles que a lograr la conciliación tras los lógicos rencores que deja toda contienda civil.

La gente de entonces empleaba, con profundidad, la frase "sin novedad en el frente", referida a cualquier actividad cuando las cosas no variaban o variaban poco; ahora podemos aplicarla a lo que está ocurriendo en todo nuestro país y, preferentemente, en Canarias.

Con frecuencia me vengo ocupando de la política turística en esta columna. Anunció la prensa, y me figuro la radio y la TV, una reunión convocada en el Hotel-Escuela de la santacrucera calle de San Sebastián, a la que han sido citados los titulares de las consejerías de turismo de los cabildos insulares. Como no tengo noticias del tal evento, no sé si ya se celebró o no. Tenía confianza en que esa reunión iba a ser importante y sería beneficiosa para nuestras islas, porque participaría en ella el titular de Turismo del Cabildo tinerfeño, señor Bermúdez, que es persona que conoce a fondo el tema.

Estimo, sin embargo, que debieron ser invitados a la reunión los concejales de los diferentes ayuntamientos de la provincia, ya que nuestro cabildo no tiene competencias sobre los de Las Palmas. En ese encuentro, por ejemplo, podrían sacarle los colores de la cara al responsable turístico del Ayuntamiento de Santa Cruz, por el basurero en que ha convertido el balcón natural de la playa de Las Teresitas y demás deplorables abandonos que sitúan a nuestra ciudad, en ese aspecto, un vagón de cola del Archipiélago. Esta desafortunada gestión queda muy por debajo de, por ejemplo, la que está llevando a cabo el Cabildo de La Gomera, con muchísimos menos medios, pero con mayor entusiasmo y sentido de la responsabilidad. El Cabildo gomero está propiciando, como ya he comentado, la visita de cruceros de turismo, con obras para acondicionar el puerto de San Sebastián y trazado de rutas paisajísticas que la Isla conserva, cuida e incrementa constantemente. Olvidamos a la isla de La Palma, con paisajes y atractivos tan valiosos como el Observatorio Astronómico del Roque de los Muchachos, único en España y, posiblemente, de los primeros de Europa y del Mundo, y sus muchas peculiaridades. En la Isla, por algo llamada Bonita, el problema no es poseer bellezas naturales, sino organizar rutas ya trazadas y llevar al turista a lo largo y ancho de toda la superficie insular. No conozco, en la gran parte del mundo en que he estado, tanta belleza natural junta como en La Palma.