Decíamos en nuestro editorial de ayer que no es lo mismo separatismo que independentismo. Separatismo significa separarse de algo. Es lo que están haciendo políticamente algunas regiones españolas, como Cataluña, Vascongadas o Galicia. Esas comunidades autónomas forman parte, según la Constitución española, del territorio nacional español. Nosotros así lo hemos creído y así lo hemos expuesto en repetidas ocasiones. Sin embargo, más recientemente nos asaltan serias dudas acerca del derecho de estas regiones, o nacionalidades, o naciones, a separarse definitivamente de España. Los catalanes, vascos y gallegos poseen un idioma propio y también una idiosincrasia peculiar, que no es la de los castellanos, andaluces y extremeños. En consecuencia, y siempre dentro de la prudencia, consideramos ahora que esas comunidades autónomas tienen derecho a elegir un futuro independiente.

Una situación muy distinta es la que concierne a Canarias. Este archipiélago no forma parte del territorio español. No puede ser parte de España porque está situado nada menos que a 1.400 kilómetros de sus costas y a 2.000 de su capital. Únicamente alguien que haya perdido la razón, o desconozca por completo esta realidad geográfica, puede decir que Canarias es España. En el caso de nuestras Islas lo que procede no es, por lo tanto, el separatismo sino la independencia. Separados ya estábamos antes de la conquista y lo seguimos estando, como decimos, geográficamente. Por eso se equivoca Domingo Medina cuando afirma que Fernando Clavijo, alcalde de La Laguna, se niega a las pretensiones del Ejército español de disponer de una gran base militar en esa ciudad porque está en una "línea separatista". Clavijo, como otros políticos de CC -desgraciadamente sólo unos pocos- es un patriota que quiere la libertad de su tierra. Un independentista que, como otros, y en función de su cargo, debe callar mucho de lo que piensa. Pero eso no impide que sienta, como muchísimos canarios, y cada vez son más, las ansias de libertad. En definitiva, confundir separatismo con independentismo es una perversidad.

Queremos abordar otros dos asuntos en este comentario. El primero se refiere a las afirmaciones de Ben Magec -falsos ecologistas, lo hemos dicho repetidas veces- de que el tren del Sur de Tenerife es ilegal, por lo que esta asociación, financiada no sabemos por quién, insta al Cabildo de Tenerife a que no despilfarre dinero en el proyecto. Despilfarro es el proyecto del tren de Las Palmas, pues se trata de un "ferrocarril" que jamás tendrá viajeros que justifiquen la inversión prevista. Sin embargo, estos ecologistas no denuncian el tren de la tercera isla, sino el de Tenerife. Una actitud lógica si tenemos en cuenta que Ben Magec tiene sus raíces en Canaria. Volvemos a preguntarlo: ¿quién financia a Ben Magec? ¿Con qué intenciones? Lo peor es que, en sus delirios y odios contra Tenerife, estos falsos ecologistas arrastran a instituciones muy serias como la Universidad de La Laguna, donde han logrado introducir algunos caballos de Troya con la finalidad de paralizar cuantas más obras mejor y, de esta manera, impedir el progreso de la principal Isla de Canarias.

Un ejemplo de lo que acabamos de señalar lo tenemos en la mejora de la playa de Las Teresitas. El equipo de Dominique Perrault, arquitecto del proyecto, acaba de cancelarlo ante las numerosas dificultades sobrevenidas. Algo, según dicen los técnicos, que no les ha ocurrido en ninguna otra parte del mundo. Esta es una ruindad que ha hecho el Partido Socialista, pues son algunos miembros de esta formación los que están detrás de la denuncia presentada en su momento por Ínsula Viable. Al final, se está saliendo con la suya. Santa Cruz no dispone de una playa en condiciones, como sí disfrutan en Las Palmas, porque el socialismo y su mano derecha ecologista, Ben Magec, se oponen a ello. Todo ello sin olvidar al gran denunciador, al sibilino caballo de Troya canarión en Tenerife: don Santiago Pérez. Entre todos han querido privar a Tenerife del progreso que merecen los tinerfeños, y lo han conseguido. Y ahora don Santiago Pérez quiere ser presidente del Gobierno de Canarias. Jesús Dios mío. Qué desgracia para Tenerife, qué ruina para estas Islas y qué triunfo para el colonialismo español que tienen en Las Palmas, con los falsos ecologistas, a los mejores aliados.