APENAS han transcurrido cinco años desde que una visita despertó un sinfín de controversias en los ámbitos político, social y económico de Tenerife. Los que aún no se han desprendido de las orejeras que les impiden contemplar la realidad sin un somero análisis de lo que, tal vez, pueda significar un acontecimiento con repercusiones para nuestra Comunidad caminan dando tumbos y profiriendo una serie de improperios que pasan a formar parte de un mundo absolutamente negativo que atrae a personas nobles que, bajo esa perversa influencia, creen todavía en la existencia de un estalinismo felizmente finiquitado. Por suerte, entre nuestra clase política existen dirigentes (pocos) con visión de futuro y con las mochilas llenas de soluciones. Sólo les pesa (¿les abruma?) el penoso caminar por ese sendero lleno de críticas destructivas; confían en que el tiempo sedimente las cosas y que éstas, por fin, se conviertan en algo tangible.

En 2005, con la invitación de Ricardo Melchior, una serie de empresarios y la Cámara de Comercio, Tenerife acogió al expresidente de Estados Unidos Bill Clinton para participar en unas jornadas sobre el posible protagonismo de nuestra Isla como Plataforma Logística Atlántica entre Europa, África y América. Además, Clinton debatió sobre la pobreza en el mundo, grave asunto que se sigue con lupa desde su Fundación. El presidente del Cabildo tinerfeño, anfitrión del ilustre invitado, no dudó en organizar este encuentro porque, adelantádose, como siempre, a los acontecimiento que atañen a esta tierra, afirmó que podíamos situarnos en el mapa internacional dada la situación geoestratégica de Tenerife como "puerta sur de Europa, oeste de África y este del continente americano".

Pasado este lapso, durante el cual algunos inconscientes se han dedicado a criticar la estancia del expresidente por su caché (50 millones de pesetas), sin embargo olvidaron la repercusión internacional que suscitó su encuentro con autoridades tinerfeñas y las expectativas que se abrieron en los sectores técnicos, comerciales y turísticos, vinculando a Canarias y Estados Unidos en un futuro no muy lejano. Ese futuro no muy lejano llegó la pasada semana bajo el brazo del embajador de los Estados Unidos de América del Norte en España, Alan Solomont, quien, si rodeos, destacó la importancia de Tenerife como plataforma de empresas de su país para introducirse en África. Canarias tiene sobrada experiencia en intercambios comerciales con países del occidente del continente cercano hasta el punto de poder aconsejar qué es lo que no se debe desarrollar por allí y quiénes actúan con seriedad o con demasiadas alegrías.

Cuatro personajes se reunieron para tratar de estos importantes temas: Ricardo Melchior, quien cinco años después vuelve a la carga, esta vez con el importante embajador Solomont; Juan Verde, asesor canario del presidente Obama en materia de energías renovables, y Paulino Rivero, presidente del Gobierno de Canarias. El embajador destacó el papel de estas empresas españolas así como que el presidente Obama tiene en mente duplicar éstas en su país en los próximos cinco años: "Las compañías españolas de energías renovables tinenen un gran éxito y lideran el mercado", refiriéndose a la preparación y a la sobresaliente gestión del canario Juan Verde, quien lleva en Estado Unidos más de quince años, ahora trabajando codo con codo con Obama. Melchior recordó que Clinton había afirmado que Canarias era la plataforma adecauda para llevar la ayuda a los países africanos. Hoy es Obama quien muestra interés por el mismo asunto. Además, el presidente del Cabildo indicó que con la visita del embajador se inicia una nueva era de colaboración con Estados Unidos y recordó la inversión de 25 millones de euros en el proyecto ALIX, que convertirá a Canarias, a Tenerife, en nexo de unión tricontinental con el desarrollo del NAP en nuestra Isla. La guinda de esta importantísima cita la puso el embajador de EEUU al invitar a Paulino Rivero a visitar oficialmente los Estados Unidos (es la primera vez que un presidente canario se entrevistará a nivel estatal con representantes de la Administración USA), encuentro que aprovechará para parlamentar con agentes económicos, sociales y turísticos de aquel país. Nadie duda de que la política exterior española se ha deteriorado últimamente. Nuestros amigos, sin titubeo alguno, deben estar cerca del pueblo yanqui y olvidar experiencias inútiles con comunistas caducos. Hace cinco años, Ricardo Melchior buscó parte de una solución dando respuesta a un problema: la difícil y dependiente situación de Canarias.