El Gobierno que todos hemos votado para que nos defienda ante cualquier eventualidad arremete contra los más desprotegidos, los más pobres y los más desgraciados de este desventurado país. Su ineptitud le lleva a cebarse contra las familias más humildes, despojando a los parados de larga duración de los mezquinos 426 euros mensuales que reciben en concepto de limosna, sin tener en cuenta que si están parados es precisamente porque la incapacidad del equipo gobernante ha llevado al país a la elevadísima cota de desempleados que estamos padeciendo, casi cinco millones, la más alta de la historia, sumergiéndonos en la ruina total.

Mi asombro, impotencia y rabia contenida ha sido cuando me he enterado por los medios de comunicación de que, a partir del mes de febrero próximo, desaparece esa limosna de 426 euros de los parados de larga duración, como si ellos fueran culpables de estar en el paro. Y todo ello, al parecer, para que España no sea rescatada por la Comunidad Europea, o sea, que los más desgraciados pagamos los platos rotos, como siempre.

Si en la actualidad estamos asistiendo a la mayor oleada de delincuencia por robos y otros delitos relacionados con la falta de medios económicos para el sustento familiar, después se incrementarán los delitos, porque nadie está dispuesto a dejar morir a su familia de hambre ni a dormir en la calle por no poder pagar su vivienda.

Esto se ha convertido en un país tercermundista. Nuestros mandatarios viven felices mientras el pueblo se muere de hambre. Ellos duermen tranquilos porque saben que al día siguiente tienen su comida segura y un techo donde cobijarse.

Hoy, día 2 de diciembre, cuando se publicó la primera noticia de esta barbarie, hemos podido escuchar la voz suplicante y aterradora de un vecino de Las Palmas de Gran Canaria, pidiéndole por favor a Zapatero que no le quitara los 426 euros que le estaba dando, porque, aun recibiendo esa mísera cantidad de dinero, estaba recogiendo comida en los contenedores de basura para poder darle de comer a su familia, y si encima lo dejaba sin los 426 euros, ¿qué será de él y los suyos?

¡Pero a esta gente no se les cae la cara de vergüenza!, cobrando los desorbitados sueldos que cobran, que no hay una ley que regule los sueldos de los mandatarios; que cada uno se asigna el sueldo que le da la gana; que incluso hay alcaldes que cobran casi tanto como un presidente.

¿Cómo puede este país sostener todas las comunidades autónomas con sus respectivos gobiernos, cámaras, asesores, alcaldías, etc. y todo el mundo chupando de la vaca? Y mientras esas vacas fueron gordas todo el mundo las disfrutó, pero cuando han venido las flacas las consecuencias las sufren los más desprotegidos: los parados, los jubilados, etc., porque los que han seguido manteniéndose sus sueldos no notan que estamos en crisis. ¿Qué pasa con los bancos, que fueron uno de los responsables de la enfermedad económica que estamos padeciendo? Ellos tampoco sufren las consecuencias de la crisis porque ya nos cobran hasta los pasos dentro de sus oficinas.

V. E.

RIP por la cultura española

Hace exactamente un siglo, la palabra hecha crítica de Antonio Machado se lamentaba de la "España de charanga y pandereta", "devota de Frascuelo y de María" que le había tocado vivir. Esta crítica dirigida hacia las clases más populares adolecería hoy de amplísimas dosis de benevolencia aplicada a las clases dirigentes y, por ende, teóricamente más cultas. Me pregunto qué diría cualquier intelectual del pasado siglo si se enterase de que las ministras llaman "cónyugues" a los "cónyuges", la campaña electoral de Cataluña ha trocado argumentos y retóricas por orgasmos y aeropuertos para ovnis, o alguien licenciado en Filología Hispánica puede trabajar en cualquier país del mundo a excepción de en un tercio de España. Tal vez sentenciarían, como Juan Ramón Jiménez, que no pueden definir la situación "porque aún no está hecha la palabra".

Alejandro Esteban Escuder

(Madrid)