ME ALEGRO de que noviembre haya sido un mes positivo para el empleo en Canarias. Alrededor de 3.580 parados menos es de agradecer. Lástima que entre quienes han encontrado trabajo no esté un autónomo a quien conozco. Durante los últimos años se ha defendido como ha podido. Me dicen que acaba de darse de baja en la Seguridad Social porque ya no le salen las cuentas. Un canario más en la nómina de la economía sumergida. No hay datos sobre la economía sumergida -lo dije el otro día en un programa de televisión- porque si los hubiera no sería sumergida, pero las estimaciones apuntan a 13.000 millones de euros anuales en este Archipiélago. Un 30 por ciento del PIB regional. Cálculos más moderados, sustentados en una extrapolación ponderada de lo que, presumiblemente, ocurre en las otras comunidades autónomas, hablan de 8.500 millones. En el fondo, ¿qué más da?

Da igual porque lo importante no es eso. Lo esencial es saber lo que hacen los políticos mientras el trabajador autónomo que me arreglaba el aire acondicionado tiene que empezar a cancamear para seguir viviendo; mejor dicho, para seguir malviviendo. ¿Qué hacen los políticos? Muchas cosas útiles. Por ejemplo, como se ha comentado durante estos días, reunirse bajo los auspicios de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía para impulsar una "guía de comunicación socioambiental con perspectiva de género". Un manual de 71 páginas con instrucciones precisas para evitar el lenguaje sexista en los medios de comunicación. Un texto antiguo, la verdad sea dicha, ya que se editó en 2007, aunque lo quieren resucitar ahora a cuenta de algo que denominan "ecofeminismo". Y yo sin enterarme. ¿Y cuáles son esas recomendaciones de la comunicación ecofeminista con perspectiva de género? Bueno, eso también se ha comentado estos días en algunos programas de televisión con los contertulios riéndose a mandíbula batiente, no es para menos, pero por deferencia hacia quienes no estén al tanto recupero aquí algunas perlas. Joyas como usar la expresión "persona que juega al fútbol" en vez del sustantivo "futbolista" porque esta última palabra es sexista en el sentido, supongo, de potenciar al varón. De la misma forma, no es ecofeministamente correcto decir "parados" sino "personas sin trabajo". Tampoco es adecuado, siempre desde la perspectiva de género, hablar de un "actor" sino de "la persona que actúa". "El interesado" ha de sustituirse por "a quien interesa", "el hombre" por "la humanidad", "el ciudadano" por "la ciudadanía" y "los andaluces" por "el pueblo andaluz". Les prometo que si en algún momento me apunto al ecofeminismo ese, jamás volveré a escribir "los canarios" sino "el pueblo canario", ni a decir que soy tinerfeño sino habitante de Tenerife.

Sobra añadir que la susodicha guía se editó por el módico precio de 18.000 euros y que el cónclave para su relanzamiento, al que asistieron cuatro consejeros -perdón, miembros y miembras- de la Junta andaluza, se celebró en un hotel de lujo. Feministas pero no bobos. Todo ello en una comunidad autónoma, la andaluza, con 851.493 parados camino del millón a la vuelta de enero. Desempleados que en su mayoría, a nadie se le escapa, volverán a votar por el PSOE del pesebre porque siempre es mejor trampear con un subsidio que currar de verdad. Con todos mis respetos, y excluyendo a muchísima gente honesta que está desesperada por encontrar un trabajo, váyanse todos a tomar por el culo y por la cula.