ES UN CASO que puede definir perfectamente el estropicio directo e indirecto -ni por asomo valorado- ocasionado por la metida de gamba intencionada o sedición de los controladores, o de sus cabecillas si fuera el caso. Probablemente han condicionado la clasificación de la Segunda División. Estaríamos más arriba, capullos.

Díganme: ¿qué culpa tenía la afición del Tete, que a estas alturas estaría celebrando otra victoria, por lo menos un 5-0 -o más-, para quedarnos en un domingo sosito sin gente alrededor del estadio, con el césped inmaculado, sin quiosquitos de vuvuzelas y estandartes, sin banderas en la parte alta de la grada de San Sebastián y con las calles y el párking abiertos al tráfico? Los que sí abrieron fueron las taquillas, pero para devolver el dinero a los que habían comprado la entrada. Pero, señor, ¿por qué tenemos que jugar ahora cuando les dé la gana a ellos?

Lo justo sería darnos el partido por ganado, 1-0 y punto. No se presentaron, ¡anhnn!… ¿Dónde está el Granada? ¿Dónde está el Granada? Y nadie contestaba. Nosotros ¿qué culpa tenemos? ¿Quién te dice que no se escaquearon pa''no perder? Lo cierto es que un poco de aire sí que hubiéramos tenido; menuda una ventolera que se armó. Por eso y por otras cosas ya jamás sabremos, hasta que se invente una máquina para retroceder en el tiempo, qué hubiera sucedido en ese partido.

No será igual en el futuro; los lesionados se recuperarán, pero probablemente habrá otros perjudicados. Como muestra, Omar, Nino, Ricardo y Natalio estaban medio tocados. Los estados de ánimo no serán ni parecidos; en fin, que salvo que tengamos "the time machine" -una máquina para retroceder en el tiempo- nunca tendremos la oportunidad de saber lo que hubiera sucedido. La conclusión es que han cambiado los acontecimientos que se tenían que haber producido. Han variado el futuro. ¿Quién me niega a mí que no hubiéramos ganado 5-0?

El Cabildo de Tenerife ha calculado en unos 17,5 millones de euros las pérdidas directas en el sector turístico provocadas por el abandono del trabajo de los controladores aéreos el viernes y el sábado, lo que causó el cierre del espacio aéreo español y el caos en los aeropuertos. En toda Canarias, 96.000 personas con salida o destino previsto se vieron afectadas en esos dos días por el cierre, de las cuales 45.612 correspondieron a Tenerife. El presidente de la corporación insular, Ricardo Melchior, precisó que en estos cálculos no se incluye el grave deterioro de la imagen turística de la isla, en plena temporada alta en Canarias y en un momento de incipiente recuperación en la llegada de visitantes. Aseguró que el coste medio para Tenerife ha sido de un millón de euros por cada hora que estuvo cerrado el espacio aéreo, y por eso reprochó al Gobierno central que no actuara antes, a las seis o las siete de la tarde del viernes, en lugar de esperar hasta el sábado para declarar el estado de alarma, medida que apoyó. El presidente del Cabildo aseguró que algunos controladores tinerfeños que no acudieron a su trabajo le revelaron que eran conscientes del daño que ocasionaban a la economía de la isla, pero que actuaban bajo "órdenes" que recibían "desde Madrid" e incluso bajo "amenazas". "Fue una acción desastrosa, sin conciencia, de una gran irresponsabilidad social".

Se calcula lo que se puede calcular, pero, como comento, hay montones de consecuencias imposibles de cuantificar. Hay muchas cosas y mucha gente a las que han fastidiado de manera incalculable y de forma que ya jamás se sabrá.

La novela cuenta que ante el escepticismo de sus amigos, un científico de finales del siglo XIX logra descubrir las claves de la denominada cuarta dimensión (el tiempo) y construye un vehículo que le permite viajar físicamente a través del mismo. Mientras tanto, sus amigos se reúnen en su casa; el anfitrión no aparece. Luego de esperar un rato, lo ven entrar en un estado calamitoso. Les cuenta la historia de cómo viajó a través del tiempo: con la intención de conocer el futuro de la Humanidad, se desplazó hasta el año 802.701, pero, lejos de encontrar una sociedad en la plenitud de su desarrollo, ve un mundo en decadencia habitado en su superficie por unos seres hedonistas (los eloi), pero sin escritura, inteligencia o fuerza física.

Espero que el Tete continúe su racha.