Comprendo perfectamente que es este un tema muy comentado, objeto de los más diversos tratadistas y que puede llegar a aburrir; pero entiendo también que, tratándose de la unidad de nuestra España, todo cuanto se diga es poco. Permítanme citar a Natalio Rivas, famoso abogado y escritor granadino: "Ante la oleada de locura separatista que corre vertiginosa por algunas regiones españolas, bueno será recordar algo que consuele nuestro espíritu conturbado, citando personas y hechos de otros días que demuestran cumplidamente que lo que ahora acontece es una dolorosa excepción en la historia de nuestra vida constitucional".

En la sesión del 30-4-1821 se discutía el ajuste alzado entre el Gobierno y las provincias vascongadas, y el diputado vasco por Vizcaya Juan Antonio Yandiola decía, entre otras cosas: "Desde el memorable 19-3-1812 no quedaron ya en España ni vizcaínos, montañeses, andaluces o castellanos; no hay más que españoles uniformados por el apreciable Código que hemos jurado todos. No cabe venganza contra una representación nacional; y desgraciado el miserable que se oponga directa o indirectamente a lo que una vez se acuerde en él".

Los acontecimientos narrados pertenecen a los años 1820 y siguientes, pero no por ello dejan de estar de la más rabiosa actualidad, teniendo una total semejanza y paralelismo con los del tiempo que vivimos. No obstante, quiero pensar, y además estoy totalmente convencido, que las ansias separatistas actuales, los deseos de dividir el país, se deben a cuatro desleales independentistas que arman mucho ruido y a otros que, por intereses políticos, desgraciadamente, quieren apoyar esta desdichada locura separatista con malos propósitos.

Desde esta tribuna manifiesto a quien quiera escucharme: yo amo con exaltación a mi país y, antes que a opciones políticas, pertenezco a mi idolatrada tierra. Y me opondré con todas mis fuerzas a la más pequeña, a la más mínima desmembración de España.

Desde la conquista de Granada hasta nuestros días, siempre han existido minorías independentistas que invariablemente fueron abortadas por una aplastante mayoría nacional que no deseaba perder la unidad de nuestra España. Hoy, año 2010, aún existen focos separatistas en Vascongadas, Cataluña, Galicia, etc., pero si analizamos estas protestas llegaremos a la conclusión de que están protagonizadas por unos cuantos mal avenidos que no saben vivir en sociedad, en ningún país.

Estos mismos grupúsculos, protegidos, a veces, por políticos deshonestos que sólo buscan su propio lucro personal y no el de España, haciendo mucho escándalo, más en provincias deprimidas que en lugares más pudientes, ofrecen, prometen, juegan con la indigencia, para obtener unos cuantos votos, pero lo que realmente pretenden es desmembrar el país para erigirse en protectores de la región separatista y así lograr sus fines espúreos, que no son precisamente tratar de mejorar la convivencia. Hoy, los retos de las necesidades públicas hacen que a cada instante surjan uniones entre los más diversos países para potenciar la lucha contra el hambre, las enfermedades, las necesidades culturales, la enseñanza, etc. Si hoy se hicieran encuestas sobre la unidad nacional, el más alto porcentaje estaría a favor de esta unidad.

Desde este momento os aseguro que la unión entre españoles es necesaria e imprescindible. Todas las provincias y regiones tienen algo que aportar, más las mayormente afortunadas por sus ricas tierras o por sus importantes industrias y menos las más desprotegidas por la naturaleza, la climatología y otros factores. Entre todos, sin ninguna excepción, podremos luchar y vencer ante las demandas y necesidades actuales, bien sean culturales, sanitarias, políticas, sociales y de otro tipo, ayudando así al progreso de la sociedad y al bienestar de todos.

Combatamos, pues, desde el Estado de derecho, los indicios separatistas y que Dios juzgue a los que desde el poder protegen la desmembración y separatismo de nuestra maravillosa nación española.

Juan Miguel Martín González

(Tenerife)