No, ni me he hecho falangista ni nunca pisé un local del Frente de Juventudes, como bien saben los amigos de mi infancia palmera. Esta historia ocurrió días atrás, cuando los laguneros, por iniciativa de su gobierno municipal, celebraron una noche en blanco, con los comercios y los bares abiertos y sus calles abarrotadas. Ya va siendo sintomático que cada vez que quiera escribir sobre alguna buena noticia tenga que referirme a La Laguna.

Amanecía y, como acostumbro, me fui caminando hasta el mercado municipal a desayunar con un café con leche y churros. Al acercarme a la plaza del Cristo, de la calle Juan de Vera salían las voces de un grupito cantando el "Cara al Sol". Con las debidas precauciones y temeroso de que Santiaguito Pérez y sus alevines inquisidores me fueran a confundir con uno de aquellos alegres cantores, asomé la cabeza para ver a qué obedecía tan extraordinario coro musical. Nada grave, eran unos borrachitos que regresaban contentos a sus casas, después de una noche con la que quisieron animar un poco el pesado ambiente de una sociedad empobrecida y en crisis.

La verdad es que la iniciativa del municipio lagunero sirvió para levantar algo los espíritus, después de una semana en la que, para no variar, no tuvimos ni una sola buena noticia. El número de familias canarias con todos sus miembros en el desempleo sigue creciendo. Los hogares canarios en estas condiciones aumentaron un 300 por ciento desde el comienzo de la crisis. El paro hace estragos y las previsiones no auguran nada mejor. El gobierno de Zapatero anuncia nuevos recortes sociales y la supresión de los 426 euros mensuales a los parados de larga duración es un mazazo para cerca de un millón de desempleados. Cáritas da a conocer que el número de los sin techo que acuden a ella en busca de un plato de sopa caliente crece cada día.

La bolsa española se desploma y el Gobierno tiene que pagar cada vez un precio más alto para colocar sus emisiones de deuda pública y poder atender el pago de sus necesidades más apremiantes. La prensa de todo el mundo escribe sobre los negros presagios que se ciernen sobre el sistema financiero español. A la ministra de Economía la encuentro muy desmejorada, cada vez más pálida y delgada, y cuando la veo en la tele entrando a una reunión en Bruselas, su quebrantado aspecto me hace temer que no pueda soportar el gélido invierno belga. Zapatero ha perdido su sonrisa y su talante, y la piel colgando de sus ojeras más parece el escroto de los testículos de un oryx abatido por un cazador furtivo en el desierto namibio.

Un presente malo, un futuro peor y aquellos borrachitos cantando el "Cara al Sol". Dicen que sólo los niños, los locos y los borrachos no mienten. Lo recordé a lo largo de aquel domingo, cuando a lo largo del día fueron llegando algunas buenas noticias. El Tenerife ganó su primer partido y ha abandonado por ahora el último lugar de la clasificación, aunque sigue más cerca de la Tercera que de la Primera División. Los catalanes le hacen la butifarra y mandan a hacer puñetas a los socialistas, a Carod-Rovira y a toda su parentela. Y el Barça, en una demostración de fuerza y de fútbol, puro arte, les hace una manita a Mourinho, a Cristiano Ronaldo y compañía.

Cierro los ojos y vuelvo a escuchar a aquellos borrachitos. Las primeras luces del alba despuntaban tras la montaña de San Roque y sus voces, cada vez menos afinadas, se perdían allá por el Camino del Trueno, en busca del último guachinche antes de irse a dormir la mona. En España, al menos en La Laguna, empezaba a amanecer.