En teoría, Canarias está dentro de la Unión Europea y Marruecos fuera. En teoría el Sahara Occidental es uno de los dieciséis territorios no autónomos bajo supervisión del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas ocupado actualmente casi en su totalidad de manera ilegal por Marruecos y la soberanía del vecino Estado no es reconocida ni por las Naciones Unidas ni por ningún país del mundo. En teoría aún España es la potencia administradora. En teoría la proclamación de la independencia en 1976 creando la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) es reconocida por 81 países.

Pero más allá de la teoría, de España, de Francia o de cualquier otra pantalla distorsionadora, son la incapaz ONU y la contradictoria Unión Europea las que deberían lidiar con un asunto que afecta a la credibilidad profunda de sus políticas. Por muchos motivos sus posiciones son difusas, de lavarse las manos, de mirar hacia otro lado, de sí pero no. En la cuestión del Sahara se está actuando como con China con un conflicto con bastantes similitudes en el Tíbet y con un premio Nobel que se va a pudrir en la cárcel.

Desde el punto de vista de Canarias tenemos a nuestro costado nororiental a un gran país con enormes posibilidades a desarrollar conjuntamente. Nuestro vecino, puerta con puerta, quizás es el más cualificado en los tiempos que corren, un reino al que podríamos apreciar y respetar mayormente en grados muy altos.

Ahora bien, hemos visto en nuestras propias narices cómo se cepillaban un vasto territorio echando a la mitad de su población y que no podía ser asimilado de esa manera tan chusquera. Hemos visto cómo se lo merendaban y cómo ahora lo pisan y lo silencian en una represión interna mantenida en el tiempo como un añadido al forzamiento. No cabe la menor duda, no hay paños calientes ni explicaciones posibles, se ocupó ilegalmente y ahora se nos intenta vender la imposición de la asimilación incluso manejando herramientas que en principio no deberían tener nada que ver, como Ceuta y Melilla, la inmigración ilegal o el peligro yihaidista radical.

El club en el que supuestamente -díganselo a los tomateros canarios: "estamos indignados porque no se ha compensado al cultivo del tomate en las Islas y sí a la agricultura en la Península. No se nos está tratando en igualdad de condiciones. Por ello hemos solicitado, entre otras cosas, que podamos instalar placas fotovoltaicas en los invernaderos" (Domingo Mendoza de Aceto)- nos dimos de alta el uno de enero del 86, es un campeón mundial de los Derechos Humanos. Si no, que se callen la boquita, y por lo tanto deberían asumir una posición de mayor firmeza, relevancia y exigencia ante el cerrojazo o la barra libre que los vecinos se han concedido unilateralmente en el desértico territorio.

De hecho, parece que, aunque muy tímidamente, así lo hacen. La CE estudia excluir las aguas del Sahara del acuerdo pesquero con Marruecos. Normal ¿no? La comisaria europea de Pesca, María Damanaki, ha iniciado consultas con otros miembros para negociar un nuevo acuerdo pesquero con Marruecos que excluya las aguas del Sahara Occidental. Se ha decidido a actuar, porque el convenio caduca a finales de febrero y Rabat aún no ha remitido las informaciones exigidas por Bruselas, en las que los marroquíes deben mostrar que el pacto beneficia al pueblo saharaui.

Los servicios de la comisaria han iniciado un "procedimiento de consulta" a otras direcciones generales de la CE, sobre una propuesta que plantea empezar a negociar con Marruecos un nuevo protocolo, en el que no entrarían las aguas del Sahara occidental. En el proyecto, la dirección alude a la necesidad de resolver el problema que se origina por la falta de tiempo para la prolongación del acuerdo, cuando faltan poco más de dos meses para que expire el actual. Como opción, el texto plantea entablar oficialmente negociaciones, pero para conseguir un protocolo que no incluya a las aguas al sur del paralelo "27° 40'' N", la latitud que delimita la frontera con el Sahara Occidental. Sugiere también la posibilidad de que esta "solución" sea "transitoria". Se pretende una "cláusula sobre derechos humanos" y ya les digo yo que con lo ensimismado que se encuentra el Reino del Magreb en no soltar la presa no habrá acuerdo pesquero.

Peor es lo de la ONU con la Minurso, que parece minusválida.