ORGANIZADA por la ATAO, se celebró en el teatro Guimerá uno de los eventos más importantes del año en nuestra capital, protagonizado por una de las mejores sopranos del panorama lírico, Mariella Devia, que estuvo acompañada al piano por Massimiliano Bullo. Pocas veces hemos podido escuchar en directo a tan insigne artista, y el concierto del sábado 11 fue para enmarcarlo. En un teatro con entrada regular, el público aplaudió enfervorizado cada número musical, y así fueron sonando: Chopin, Charpentier, Liszt, Massenet, Gounod, Bellini, Donizetti, y Verdi, con propinas de La Boheme y La Traviata.

Mariella es una intérprete aclamada en todos los grandes teatros del mundo, y considerada dentro del repertorio belcantista como una de las más completas. Juega con su extraordinaria voz, y hace lo que quiere con la garganta. Dentro de la pureza del canto, su solvencia, seguridad y maestría convierte cada una de sus interpretaciones en un disfrute para el que escucha. No se inmuta ante las arias más nobles y difíciles, y su perfecto fraseo y exquisito gusto por la música la convierten en un ser inigualable. Es además un encanto de mujer, y asombra la sencillez con la que ejecuta las arias más difíciles, comprometiéndose con cada nota como si cantara la ópera completa. Su voz transmite y comunica de tal manera que Mariella no dio un concierto, sino una magistral lección de canto. Han pasado más de veinte años desde sus últimas visitas a la isla, un concierto que tuvo lugar en el Paraninfo de La Laguna, y la representación de una de sus obras preferidas, "Lucia de Lammermoor", de Donizetti, en el teatro Guimerá de Santa Cruz, como parte de la programación del Festival de Ópera. De nuevo ha deslumbrado por una madurez, elegancia y saber estar, que muestran la gran artista que lleva dentro.

Pero con tal honor en el escenario, es verdaderamente preocupante que aficionados de toda la vida, con las entradas pagadas, se hayan perdido una gala como esta. En cualquier teatro del mundo las localidades se hubieran agotado inmediatamente después de ponerlas a la venta, pero aquí siempre somos especiales. Me gustaría saber dónde estaban los alumnos y profesores de canto de tantas escuelas de música que hay en la isla; como tampoco observé en el aforo cantantes profesionales con sus carreras terminadas, que parece que ya no tienen nada más que aprender con el título en la mano. Podrían poner la habitual disculpa por el precio de las entradas, pero pagando 15 euros hubieran disfrutado, como dije anteriormente, de una clase magistral que valdría muchos cursos, pues cada vez será más difícil volver a tener la oportunidad de escucharla en alguno de nuestros escenarios.

No sé qué le pasa a los aficionados en esta isla, que cada vez muestran más pasotismo y frialdad absoluta hacia eventos tan importantes. Los que sí estuvimos presentes echamos humo por las manos de todo lo que aplaudimos, y los "bravos" se escucharon tras cada una de sus interpretaciones. Para los que amamos la música, la del sábado fue una jornada de recuerdo duradero. Gracias, Mariella, por tan grata lección de canto.

aguayotenerife@gmail.com