EXISTE una máxima universal de ineludible cumplimiento: cuanto más pobre es un país, más ricos son sus ricos. Den una vuelta por África o Sudamérica y se convencerán de ello los que todavía permanecen en la incredulidad. Algo, por otra parte, que no debe extrañarnos. Ya lo estableció Cristo en la parábola de los talentos. Al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo poco que tiene.

Por eso no resulta extraño que Bill Clinton, ex presidente de Estados Unidos, vaya a percibir a partir de ahora cincuenta millones de dólares anuales por asesorar a una red de universidades privadas. Esa cantidad, redondeando decimales, le suponen al don Juan de Arkansas 137.000 dólares diarios, incluidos los domingos y otras fechas de guardar. Incluso cuando juega al golf está embolsándose una riada de dinero. Para que luego digan que tocar las pelotas no es rentable, aunque sea con un palo. No hace falta añadir, porque la mayoría de ustedes ya lo saben, que todos los ex presidentes gringos tienen a su servicio, de forma vitalicia, a un equipo de cinco o seis personas altamente cualificadas que no pagan ellos sino el contribuyente norteamericano, al igual que lo cobrado por ellos mismos, que también es mucho.

Frente a esto, ¿qué decir sobre el hecho de que tanto Felipe González como José María Aznar sigan ingresando unos emolumentos anuales de 80.000 euros -con cargo al erario, naturalmente- a pesar de que ahora van a cobrar unas cantidades adicionales -y superiores- por su vinculación a sendas empresas? Nada. No podemos decir nada. De la misma forma que tampoco podemos criticar, so pena de ser llamados mentirosos, vejadores y rastreros, que el presidente del Cabildo tinerfeño haya contratado a una persona que ya recibía una pensión por haberse prejubilado en condiciones que quisieran para sí mismos muchos trabajadores. Trabajadores que a menudo se han deslomado en el tajo hasta los 65 años o más, y a los que ahora apenas les dan un salario de subsistencia. Bien es verdad que este mundo no puede ser justo. En un mundo justo, lo he dicho más de una vez, no habría pájaros por la simple razón de que los pájaros comen gusanos y eso resulta, ustedes se harán cargo, bastante injusto para los gusanos. Y así con todo.

¿Sobra hipocresía en nuestros políticos y dirigentes cuando hablan de favorecer a los más débiles? No hombre, no; abunda la lógica popular de que quien parte y reparte, se queda la mejor parte. Ahora andan todos como locos prodigándose en los medios de comunicación para que la gente conozca su existencia. Dentro de unos meses, pasadas las elecciones, si te vi no me acuerdo.

Y ya que hablamos de elecciones, se baraja el nombre de Rubalcaba como sustituto de Zapatero en la candidatura socialista del 2012. Dios nos libre. Antes mil veces el talante del leonés que la mano negra de su vicepresidente primero y ministro del Interior. El político más tenebroso de este país. Si ahora, cuando sólo es ministro, hasta hay periodistas afines al régimen de la progresía que asisten a una toma de declaración a un testigo de un caso de corrupción, prefiero no imaginarme qué sería de los no-sociatas -e incluso de los sociatas díscolos, que alguno hay- si Rubalcaba aunase en su persona todos los poderes del Estado, pues para él no es que Montesquieu haya muerto; es que ni siquiera ha nacido.