EL VIERNES 7 de enero se publicó un interesante artículo sobre las fundaciones, firmado por Jesús Conill Sancho, catedrático de Filosofía Moral de la Universidad de Valencia. Hace en su preámbulo referencia a la IV Conferencia General de la Asociación Española de Fundaciones, que fue precedida por la recepción que les ofreció el rey don Juan Carlos en el Palacio de la Zarzuela. Estos acontecimientos constituyen una buena noticia, porque es tiempo de reconocer que las fundaciones representan un nuevo entramado vertebrador de la sociedad civil (de lo que tanto carecemos en España), cuyo impacto social puede ser enorme si va aumentando su fortaleza y creciendo su presencia pública, si el trabajo en las fundaciones se convierte en una nueva forma de compromiso personal y social. Termina el artículo añadiendo: "Por justicia social, por solidaridad, por sentido cívico de la fraternidad, las fundaciones constituyen un campo de compromiso ético que la sociedad civil moderna tiene que aprovechar para que se escuche y los medios de comunicación tendrían que apoyar más este potencial". Por supuesto existen numerosos tipos de fundaciones, las de carácter humanitario y solidario y las culturales o técnicas, entre otras, que tienden todas a llenar vacíos no cubiertos por las instituciones y entidades públicas. Viene esto a cuento del recorte a que han sido sometidas estas fundaciones, especialmente las culturales, no así otros proyectos e iniciativas. Entre las fundaciones culturales afectadas se encuentra la Fundación de Ingeniería y Arquitectura Betancourt y Molina, creada en el año 2002, dedicada al estudio y difusión de la Ingeniería y la Arquitectura en las Islas desde la conquista, así como de las nuevas tecnologías, el medio ambiente y la sostenibilidad, sin olvidar por supuesto el conocimiento que deben tener los canarios, y los tinerfeños en particular, por la insigne figura del más polifacético y universal de los ingenieros canarios: Agustín de Betancourt y Molina y su familia más directa, habiendo realizado casi una veintena de ciclos culturales o jornadas técnicas, algunas internacionales.

A este respecto, el Grupo Parlamentario Popular en el Congreso ha presentado una proposición de ley para la modificación de la Ley 49/2002 de 23 de diciembre sobre el régimen fiscal de las entidades sin fines lucrativos y de los incentivos fiscales al mecenazgo vigente en España. El PP pretende así acercar España a los grandes países europeos en el tratamiento fiscal de los mecenazgos. En Francia, por ejemplo, los incentivos fiscales alcanzan el 60% de desgravación a las aportaciones de la cuota para empresas, y entre el 66 y el 75% para personas físicas; en Italia la deducción puede ser del 100%. En la propuesta del PP, los contribuyentes del IRPF tendrían derecho a deducir de la cuota íntegra el 70%, frente al 25% actual de la base de la deducción de las cantidades donadas a las fundaciones legalmente reconocidas (registradas y numeradas en el registro correspondiente) y que sean de utilidad pública. En el impuesto de sociedades tendrían derecho a deducir de la cuota íntegra el 60%, frente al 35% actual, de la base de la deducción, que no podrá exceder del 15%, en lugar del 10% actual, de la base imponible. ¡A ver si se animan las empresas y los particulares! Y el PSOE no la veta por pérdida de recaudación.

He dicho en más de una ocasión que soy apolítico, aunque he votado siempre que he sido requerido, y lo he hecho por el partido que por sus programas y sus hechos pienso que lo va a hacer mejor, para Canarias y España. Me gustaba aquel socialismo democrático sueco donde entre el que más cobraba y el que menos solo había una diferencia de diez, nada que ver con lo que ocurre actualmente en España, donde hay directores bancarios que, habiendo sido en gran modo causantes de la crisis actual que padecemos, cobran cantidades exorbitantes, al igual que importantes directivos de empresas, algunas públicas y con pérdidas; tampoco dejamos atrás a los políticos, muchos llamados socialistas o de "izquierda", que al marcharse lo hacen con cantidades impresionantes, amén de conservar una serie de privilegios (Montilla…), o bien acumulan una serie de sueldos, mientras hay familias -más de un millón- que no tienen qué llevarse a la boca.

Del centro-derecha español, mientras gobernó rebajó de manera importante la cifra de paro que había dejado Felipe González y el importante déficit que nos impedía entrar en Europa, así como su manera de actuar y conservar lo que merece la pena, entre ello ciertos valores, como patria, nación española, religión…, hoy en desuso.

Aclarado esto, me considero capacitado para felicitar al padre Lorente cuando, el 27 de noviembre, escribió un artículo comentando la muerte de Franco un 20 de noviembre, y que ha sido criticado con una carta al director, por considerarlo demasiado encomiástico. Al régimen anterior nada le debo, ya que formaba parte de una familia de cinco hijos. Mi padre era un jefe militar; vivimos estrechamente, en una vivienda modesta, de una calle modesta, nada que ver con los chalets que ahora se gastan no solo empresarios, sino también muchos políticos. Éramos buenos estudiantes y estudiamos con becas. Entonces las familias numerosas eran protegidas, teníamos varios descuentos, por ejemplo, en transportes. Los productos básicos (pan, aceite, azúcar…) no podían subir de precio, aunque a veces la inflación subiera. Bien es verdad que las libertades políticas estaban prohibidas. Las de la República nos llevaron a una guerra civil; las actuales nos han llevado a ser unos de los primeros del mundo en aborto, drogadicción, alcoholismo, divorcio, matrimonios homosexuales, violencia de género, etc., y en cambio de los últimos en educación (Informe PISA. En el anterior régimen nuestras principales universidades, Complutense, Barcelona, Alcalá..., tenían prestigio, ahora lo han perdido); los valores tradicionales están en el baúl de los recuerdos. Las cárceles estaban vacías, la policía era respetada, una pareja deambulaba permanentemente por la ciudad, ¡había seguridad! ¿Dónde está la policía de barrio tantas veces prometida? Las ciudades estaban limpias, la gente era responsable y en las plazas y jardines había guardianes, algunos demasiado celosos. En la República mucha gente en las Islas aún vivía en cuevas, en el Mando Económico, años cuarenta, se construyeron muchas barriadas obreras en todas las islas. En Tenerife, Somosierra, García Escámez… dotadas de todos los servicios: mercados, grupos escolares, iglesias, ambulatorios, las recordadas casas de socorro, servicios públicos... Se construyeron las más importantes infraestructuras y edificios: autopistas del Norte y del Sur, aeropuertos y puertos, el edificio de Correos, el Cabildo, la plaza de España, plaza del Príncipe, plaza de la Paz, el Mercado... ¡No todo fue negativo!