LOS COMENTARIOS y editoriales que incluimos en estas páginas siempre son del periódico y expresan la línea de pensamiento de EL DÍA. Con esto queremos decir que no son de nadie de plantilla, ni de ninguno de los colaboradores de esta Casa, pues los recogemos de nuestras informaciones y también, por qué no, de lo que nos llega de la calle; es decir, de la opinión del pueblo, que para nosotros es sagrada: vox populi, vox Dei. Ese pueblo hastiado de los políticos y que está no sólo riéndose de ellos, sino maldiciéndolos. Porque los políticos, que sólo se acuerdan de la gente cuando llegan las elecciones, ya están preparándose para una auténtica ignominia: la de conseguir votos a toda costa -y a cualquier precio- para perpetuarse en el poder; para seguir con la orgía de llenar sus bolsillos y no ver las colas que hacen a diario quienes no tiene qué comer. Muchos de estos políticos ruines -algunos incluso corrompidos- pretenden, como decimos, repetir. Por eso les pedimos a los ciudadanos que tengan precaución; que no se dejen embaucar una vez más. En su momento, como hemos anunciado en anteriores ocasiones, publicaremos las fotos y los nombres de estos desvergonzados políticos para general conocimiento.

Sin embargo, no todos los que ostentan un cargo público son iguales. Hay ediles cuya conducta es irreprochable, pues sabemos que laboran por su pueblo. Podemos citar a muchos de ellos, pero nos abstenemos, aunque sea injusto pues merecen ese reconocimiento público, porque tal vez se nos quedarían algunos en el tintero y eso también sería injusto para los omitidos por las lagunas de nuestra memoria. Bien por esos alcaldes, concejales y miembros de varias instituciones que ejercen un cargo político no para enriquecerse a costa del pueblo, sino para resolver los problemas de todos: de los empleados que se han quedado sin trabajo, de los empresarios que atraviesan una mala situación por culpa de la desastrosa política de Zapatero y sus mariachis socialistas y de tantas y tantas familias sometidas a una doble miseria: la de un país en ruinas (España) y la de una colonia (Canarias) que no logra verse libre del vil saqueo español, en gran medida porque quienes deben dar los pasos necesarios para devolverle a estas Islas la libertad que perdieron hace casi seis siglos, con una conquista salvaje y genocida, siguen de brazos cruzados esperando las miguitas del peninsular. Qué pena. Y también qué vergüenza.

Muchas veces hemos manifestado nuestra admiración y nuestra confianza en Paulino Rivero. Admiración porque sabemos que es un patriota; un hombre obligado muchas veces a medir sus palabras por el puesto en el que está, pero al mismo tiempo una persona amante de su tierra que aspira a verla libre de cualquier dominación extranjera. Lo admiramos y también, como decimos, confiamos en él porque estamos convencidos de que es el líder más idóneo actualmente para capitanear el proceso que conduzca a la independencia de Canarias. No obstante, nos duele leer noticias como la publicada por EL DÍA ayer en su primera página. "Rivero exige en Madrid como derecho isleño las bonificaciones aeroportuarias", titulábamos una de nuestras noticias. ¿A cuenta de qué esa tontería de seguir pidiendo derechos parciales, en vez de exigir -exigir, no pedir- nuestra independencia de una vez? Dueños de nuestro territorio, de nuestro cielo y de nuestro mar, ¿necesitaríamos que los peninsulares nos dictasen desde Madrid, nada menos que desde 2.000 kilómetros de distancia, qué tarifas hemos de cobrar en nuestros aeropuertos a quienes nos visitan? Por supuesto que no. Seríamos nosotros, y sólo nosotros, los dueños únicos de nuestra tierra, de nuestras decisiones y de nuestros recursos, que son muchos. Muchos más de los que piensan los españolistas (y españolistos, que también los hay), los amantes de la españolidad y los nacionalistas tibios.

No queremos concluir este comentario sin destacar, una vez más, los motivos que nos llevan a proclamar que la única salida para Canarias es la independencia. Nos asisten todas las razones para ser independientes, porque hoy por hoy somos una colonia consecuencia de una vil invasión seguida por asesinatos, venta de esclavos, genocidio y ocupación del territorio. También nos ampara la razón de la dignidad e identidad como canarios; como ciudadanos libres que no quieren estar sometidos a una nación extranjera. Reaccionemos de una vez, ya que no lo hacen nuestros políticos. Pacíficamente, pero hagámoslo ya.