HARÍA bien Paulino Rivero en optar directamente por el "soberanismo" -es decir, por el independentismo- sin necesidad de esperar a que el PP recorte no sólo las competencias autonómicas de Canarias, sino también las de todas las comunidades salvo las de tres o cuatro; para evitarse líos, claro. Le sugiero que se ahorre la larga espera porque ya ha dicho Zapatero que no habrá comicios hasta 2012. En cualquier caso, nada de esto debería afectar a la opción independentista de CC. Soberanista lo es -o debería serlo- un partido en función de su credo, de su ideología fundacional, y no porque lo traten mejor o peor desde el Gobierno central. Asunto distinto es que convenga arroparse con la bandera de las siete estrellas verdes para vender votos en las Islas y, simultáneamente, remitirse a razones de Estado cuando conviene entenderse con el PSOE o el PP.

Ya Adán Martín insinuó en su momento la posibilidad de que CC se echara al monte del independentismo. Lo malo de las amenazas es que quien las lanza debe estar dispuesto a ejecutarlas; en caso contrario, jamás lo vuelven a tomar en serio. "Las amenazas, cinco minutos antes de cumplirlas", me decía Francisco Forteza; un gran profesional, gran persona y entrañable amigo prematuramente fallecido. Dudo, empero, que Paulino Rivero esté en condiciones de echarse a ningún monte raro. Ni siquiera Arturo Mas puede dar ese paso en Cataluña; al menos mientras el noventa por ciento de las exportaciones catalanas se vendan en el resto de España. Y si alguien no está dispuesto a cumplir la amenaza cinco minutos después de formulada, lo mejor que puede hacer es sentarse a discutir, en el sentido de analizar y debatir, la situación actual. Se lo han dicho a Paulino Rivero tanto el PP como el PSOE apenas 24 horas después de su órdago: es un lujo tener cuatro administraciones en Canarias para lo mismo. Un dispendio, añado por mi parte, que todas las comunidades autónomas se podían permitir en la época de la abundancia, pero la abundancia pertenece al pasado. Las administraciones públicas no tienen dinero porque están recaudando mucho menos que antes y, por añadidura, muchísimo menos de lo que siguen gastando. Con lo cual, o sablean con más impuestos a los ciudadanos que todavía tienen trabajo y a las empresas que no han quebrado aún, o acaban en la misma bancarrota que ya afecta a varios ayuntamientos, sin fondos ni siquiera para pagar la nómina de sus cuantiosos funcionarios.

En definitiva, subidos al burro del soberanismo, arre burro; siempre será mejor para Canarias -y hasta para Murcia- tener una sola administración que las tres existentes en la Península y las cuatro que soporta ahora mismo este Archipiélago. Eso sí, en nuestro caso con un mercado interior de dos millones de personas y el turismo prácticamente como único recurso susceptible de contribuir significativamente, de momento, al PIB vernáculo. Una Canarias, una Murcia y hasta una Rioja independiente son opciones posibles; con otras condiciones de vida que no serían las actuales, pero son posibles. Lo improrrogable es el disparate actual, cuando no hay dinero para contratar médicos o profesores, pero sí para pagar la millonada en traductores que cuesta, desde hace un par de días, cada sesión del Senado. Seamos serios.