1.- Cuando Victoriano Francés leyó el parte de guerra, el 18 de julio de 1936, y lo volvió a radiar tras el general Franco dar el último tiro, el 1 de abril de 1939, a Radio Club Tenerife la llamaba la gente "el" Radio Club. Y para el mago siempre fue Radiocrús. Quiero decir que esa emisora, por su larga historia más que por sus propias penurias, siempre fue un símbolo para los tinerfeños. Era famoso hasta su piano, que aporreaba con primorosa dedicación -y arte- el maestro Juan Estany en las veladas musicales; inolvidables el Patio Andaluz, de José Francisco Schumann, la Ronda, los partidos de fútbol de Avelino Montesinos, las conexiones inconexas de Miguelito, la voz aguardentosa de la inolvidable Genoveva del Castillo, los gritos desde el fondo del pasillo de mi amigo Juanito Rolo y los juegos malabares con la mesa de mezclas de Paco el Manitas. Yo me sé la historia, pero a lo mejor Lourdes Santana, la nueva jefa de la cosa, encaramada en la modernidad, no se la sabe. Por eso ha mandado quitar a Carmelo Rivero de la faz de la programación, cuando Carmelo con Paco Padrón, con Willy García, con Xuancar y con Calero, por poner sólo algunos ejemplos, era parte del alma moderna del Radiocrús. Que ya ni siquiera se llama así, sino SER Tenerife.

2.- Todos somos un poco Radio Club. Yo trabajé allí muy a gusto, cada vez que Paco Padrón me llamaba. Hicimos cosas muy buenas. Pero algo de maldita tiene esa SER sin escrúpulos que fue capaz hasta de crucificar a un hombre bueno y honesto como Juan Padrón Morales, a pesar de ser, por entonces, presidente de la sociedad propietaria. Y algo perverso tiene la SER cuando se quitó de en medio al mejor director posible, Paco Padrón, y en estos días a Carmelo Rivero, que es todo un referente del periodismo serio y de fidelidad a su empresa. Ahora Carmelo ha tenido que llevar a los tribunales a la SER porque tampoco le quieren dar lo que es suyo.

3.- Lourdes Santana no debe venir a Tenerife soltando cartuchos de dinamita. Esta sociedad no es como la de Las Palmas, deshumanizada y tan competitiva que asusta. No, esto es mucho más entrañable; esta tierra vive mucho más de la palabra dada que del contrato. Y los méritos y las fidelidades y la historia, Lourdes, no se pueden tirar por un sumidero, una mañana iluminada. No, esto es otra cosa. Aquí se le ha dado mucho dinero público a Prisa y a la SER. Más que a ninguna otra radio. Y eso en forma de festivales, de campañas de publicidad, de facilidades, como dicen los americanos. Ninguno de los chicharreros que pusieron tanto para conseguir el milagro de esta emisora se merece irse mal. Y ya se ha ido demasiada gente muy mal. Ponte en remojo, Lourdes. Un día te tocará porque la SER es implacable. Insultaban a diario De la Morena y su equipo hasta a uno de los suyos. No tienen corazón. Ni vergüenza.