PEDIMOS DISCULPAS a los lectores por un error cometido ayer con la foto principal de nuestra primera página. En el pie de la misma se hablaba del Hospital Universitario de Canarias. En realidad la instantánea corresponde al Hospital de La Candelaria; es decir, la Residencia Sanitaria, como se conoce desde siempre a este centro. Cosas de los duendes tipográficos.

Ojalá todas las malas noticias fueran un error subsanable con una simple aclaración. Lamentablemente no es así. A pesar de que queremos ilusionar al pueblo, día tras día nos faltan motivos para el optimismo porque todo es negativo. De las noticias recogidas ayer en la portada de EL DÍA, sólo dos son buenas. Una se refiere al poeta canario -no grancanario- Tomás Morales, que abre la modernidad en el Día de las Letras. La otra anunciaba la celebración anoche, en el estadio Heliodoro Rodríguez, de la fase final del Concurso de Murgas. No obstante, a nadie se le escapa, pues se comenta incluso por las esquinas y es motivo de conversación en múltiples corrillos, que este Carnaval está llamado a ser uno de los menos alegres de los últimos años. Ocurrió algo similar con las Navidades. Esperamos, porque realmente lo deseamos de todo corazón, que la gente se anime.

Sin embargo, basta volver a nuestra portada de ayer para comprobar hasta qué punto se está deteriorando la situación económica. Como noticia principal tenemos que el aeropuerto del Sur perderá 170.000 plazas este verano. Unas previsiones que el concejal de Turismo de Adeje califica de catastróficas. En la misma noticia se informa de que, según estimaciones de la CEOE-Tenerife, este año sólo se crearán 11.000 empleos. Y seguimos de mal en peor, porque el hotel Maritim de Los Realejos -aunque este establecimiento se encuentra ubicado en el límite del término municipal del Puerto de la Cruz- plantea despedir a 73 trabajadores. Para abundamiento de males, las autoridades insulares palmeras consideran que se producirá un descenso de un cuatro por ciento en el turismo veraniego. ¿Queda más? Pues sí; todavía queda más. Nueva Rumasa suspende los pagos de diez de sus firmas.

Se vanagloriaban los escritores realistas de ser como un espejo que se pasea por los caminos reflejando fielmente la realidad. Y dicen algunos irónicamente que un pesimista es un optimista bien informado. También circulan como moneda corriente las opiniones de quienes nos acusan a quienes reflejamos esa realidad ineludible de magnificar las desgracias porque, para nuestros intereses, cuanto peor, mejor. Saben nuestros lectores que no es esa nuestra línea de actuación. Ni somos pesimistas, ni nos regodeamos con la desgracia propia y ajena. Además, la palabra regodearnos no nos gusta porque nos suena a godos. Y en Canarias no podrán producirse buenas noticias mientras no desaparezcan los godos. Decimos los godos y no los peninsulares porque siempre hemos distinguido entre unos y otros. Los segundos son ciudadanos respetables de un país también merecedor de respeto, al que le exigimos, en aras de esa seriedad, que ponga fin a la situación colonial de nuestra tierra. La mera existencia de esta colonia es un baldón para la Metrópoli que nos sojuzga. De los godos sólo podemos decir que jamás han despertado simpatías entre nosotros. El godo es prepotente hasta el punto de mirar al canario por encima del hombro, pues lo considera un indígena colonizado. Un indígena sin taparrabos, pero indígena a fin de cuentas, amén de europeo ultraperiférico. Y son estos godos que no quieren soltar la teta canaria -el godo se caracteriza por venir a nuestra tierra presumiendo de villas y castillos, cuando en realidad no tiene ni donde caerse muerto en la suya- los grandes responsables de que día tras día tengamos que colmar nuestras páginas de malas noticias. De la misma forma que Zapatero es la mayor desgracia que le ha caído a España, España, como país colonizador, es la mayor tragedia para Canarias. Ni los españoles van a salir de la crisis mientras no echen a patadas a Zapatero, ni nuestras Islas volverán a ser las islas afortunadas que siempre fueron mientras no alcancen su independencia y se constituyan en un país soberano.

¿Somos pesimistas o simplemente realistas por pensar de esta forma? Que lo juzguen nuestros lectores. Que lo juzgue el pueblo. En tus manos, canario, está remediar esta situación. Pronto habrá elecciones y tendrás la oportunidad de eliminar la chatarra política actual y sustituirla por nuevos hombres y mujeres, capaces de sacar del atolladero en que se encuentra a esta querida tierra nuestra, tantos siglos esclavizada.