EL CONSEJO político de Coalición Canaria acordó la semana pasada renovar su confianza en mi persona, designándome candidato a la reelección como presidente del Cabildo de Tenerife. La decisión, que agradezco, supone un gran honor. Sólo puedo calificarla así. Igual que hice en abril de 1999, cuando obtuve la confianza de mi partido para encabezar por vez primera la lista a la Corporación insular, tomando el relevo que dejaba Adán Martín. Dije entonces, y así quedó escrito: "Tengo mucha ilusión en este proyecto y por ello vamos a formar un equipo de gobierno con muchas ganas de trabajar por nuestra isla".

Doce años después, nos reafirmamos en aquella declaración. Con la experiencia adquirida en este tiempo y un conocimiento más profundo de la realidad que nos rodea, aceptamos el reto con una ilusión tremenda. Sobre todo ahora, en tiempos que son distintos, con más dificultades, donde se pone a prueba la capacidad de gobernar tanto o más con menos recursos. Pero con más ahínco y entrega, si cabe, igual que una predisposición renovada hacia el consenso, en busca de respuestas a las demandas y soluciones a los problemas.

Ilusión y trabajo son las claves para asumir este nuevo reto, convencidos en la fortaleza de nuestra gente como herramienta para recuperar la senda del progreso. Porque creemos, sin duda alguna, que vamos a superar la coyuntura actual. Tenemos las condiciones necesarias para lograrlo y que Tenerife refuerce la pujanza característica de las últimas décadas. Basta con repasar el balance de este período para apreciar la positiva transformación experimentada en todos los aspectos: social, económico y territorial. El camino ya está trazado.

Entendemos el ejercicio político a través del contacto directo y permanente con los ciudadanos. Son muchas las personas que nos preguntan, frecuentemente, cómo aguantamos el ritmo al que obliga una dedicación decidida por la gestión pública. ¿Cómo puede estar aquí y allá?, ¿cómo no se cansa de tanto ajetreo?, nos dicen. Incluso, cómo conservamos la sonrisa. La respuesta es sencilla: por el compromiso con nuestra gente y nuestra tierra. Y el día que no sea así, el día que perdamos la ilusión con la que arrancamos cada mañana, o la preocupación con la que despedimos el día, insensibles ante lo que nos rodea, dejaremos la política. Seguro.

Por el contrario, nos mueve el entusiasmo, individual y colectivo, por lo que hacemos. Valoramos la labor en equipo, con personas capaces y conocedoras de las cuestiones que tratan, pero sobre todo con alto grado de compromiso, ilusión y lealtad.

Durante el tiempo que acumulamos en el Cabildo, hemos terminado de apreciar la fortaleza histórica de esta institución. Valoramos a sus trabajadores, a quienes sólo podemos expresar nuestra gratitud por la tarea que desempeñan día a día, en cualquiera de sus puestos.

En estos doce años hemos entendido la responsabilidad de gobernar como ejercicio cotidiano: desde el primer día hasta el último. Valoramos el contacto directo con la ciudadanía isleña, predispuestos a atender necesidades e inquietudes, igual que celebrar logros y satisfacciones. Y llegado este instante, a tres meses de la cita electoral, queremos seguir estando a la altura de las circunstancias. Lejos de perder el tiempo en cábalas sobre lo que dicen las encuestas, dedicaremos el máximo de las horas del día -de principio a fin- al cumplimiento estricto de los compromisos adquiridos con nuestra gente. Con ilusión y trabajo, las claves que nos han caracterizado.