Cuando de nuestro léxico, del conjunto de palabras de nuestro idioma, empleamos la palabra que he considerado oportuno usar como título de esta carta, acostumbramos a hacerlo para referirnos a aquellas personas remisas, reacias a hacer saber, a difundir a otros sus emociones, sus sensaciones, sus afectos, además de sus ideas, o bien algo que conocen. En este caso hablaríamos de personas reservadas, calladas e incluso herméticas. Personas que, mucho me temo, se encuentran en franca regresión dentro de la especie humana, por no atreverme a simplificar hablando exclusivamente de nuestra clase política.

Asimismo, si referimos la expresión a una cosa, le estamos dando el carácter de secreto, o si mejor les parece, de confidencial, de privado o íntimo.

No sin estupor oímos cómo con una tranquilidad pasmosa se puede hablar de una investigación privada, o reservadísima, declarándola materia reservada, y en cuanto nos damos media vuelta está en boca de todos, debidamente corregida y modificada según el número de personas que intervengan en divulgarla.

Si por casualidad se nos ocurre referirnos a los temas judiciales, al manoseado secreto del sumario, entonces sí que los famosos palos del sombrajo se nos vienen al suelo, y no sería trivial que empleásemos un término que comúnmente forma parte del argot médico, como es el conocido de pronóstico reservado.

En un sinfín de ocasiones tiene uno el pálpito de que, al igual que suele hablarse de los ratones de biblioteca, podría hablarse de las urracas de juzgado, teniendo esta ave semejante al cuervo, pero adornada con algunas plumas blancas y conocida en los campos de Castilla también como picaza o marica, y especialmente afamada por sus habilidades como acaparadora y ladrona.

Resulta realmente curiosísimo comprobar cómo, sin que nadie se sonroje, los datos más confidenciales de un proceso salen a la luz pública, en ocasiones antes de que el mismo juez que ha solicitado una investigación la conozca de primera mano. Y no acabo de entender cómo no se investiga suficientemente dónde comenzó la filtración y qué elementos pueden considerarse involucrados en la misma. Es más, con demasiada frecuencia acabas teniendo la sensación de que tampoco a esta situación se le da demasiada importancia.

No me gustaría que pudiesen entender que mi intención es la de opinar que a los jueces les trae sin cuidado que esto suceda, y supongo que peor aún les sentará verlo publicado en la prensa, siempre con la muletilla del famoso derecho a la información.

Cuando se publican las fotos, ligeras de ropa, de alguna famosa y se puede demostrar que no obedecen a una operación pactada de antemano, por tanto que se trata de fotos robadas, sistemáticamente los jueces sancionan al ladrón e inclusive, en ocasiones, a la revista que, previo pago de sumas sustanciosas, se hacen con ellas y las publican -si la estrella pillada en cuerines, por su fama o por sus atributos, lo merece- en la mismísima portada, lo que servirá como acicate para la adquisición de la revista en cuestión.

José Luis Martín Meyerhans

¿De verdad que son los mejores?

Hace tiempo, haciendo zápping, veo uno de los programas que están de moda ahora como "Callejeros", "Españoles por el mundo", etc. Me llamó la atención que el director del hotel más caro del mundo era español, catalán para más señas. En el siguiente reportaje aparece el responsable de una multinacional en otro de esos países del mundo y resulta que también era español. Empiezo a seguir el programa con cierta asiduidad y resulta que por todo el mundo hay españoles ganándose la vida, muchos en cargos de responsabilidad, gestionando dinero, personas, etc.

Otro día, también haciendo zápping, en una tertulia política que hablaba sobre el descrédito de la clase política, una tertuliana decía que a la política tenían que llegar los mejores. Creo entender que se refería a los mejores desde el punto de vista profesional (o sea, en sus trabajos). Me sorprendió, ya que esta contertulia generalmente defiende al Gobierno, su política y a los señores que componen dicho gobierno. Después de escuchar esto me pica la curiosidad y me meto en internet (qué gran invento) y observo que muchos de los ministros que tienen la responsabilidad de dirigir nuestro país no han hecho nada en su vida profesional. Sí, algunos tienen estudios (no todos) con mejor o peor currículum académico, pero en su vida profesional, nada.

Entonces, me vienen a la cabeza varias preguntas como: ¿por qué los partidos políticos no intentan "fichar" a algunos de estos españoles que triunfan en su vida profesional? Entiendo que a estas personas no les compensa económicamente dedicarse a la política y, sobre todo, aparecer en la prensa amarilla (denomino así a esos periódicos que en vez de informar se dedican a desprestigiar a los políticos del partido a los que no son afines) para meterse con ellos. Dicen que los políticos españoles ganan "mucho menos" que otros de la Unión Europea, pero ¿cuántos ganarían en la empresa privada lo que ganan en política? Y la pregunta clave para mí: ¿de verdad que son los mejores los que tienen la responsabilidad de gobernar?

Mario Cruz

(La Laguna)

Blas Cabrera y Felipe

Con sorpresa, debe decirse, hemos leído algo sobre la polémica que ha generado una propuesta del Parlamento de Canarias que insta al Ejecutivo Autonómico a que se dedique la edición del Día de las Letras Canarias de 2012 a la gran estrella del firmamento científico español y canario: Blas Cabrera y Felipe (1878 Arrecife, Lanzarote - 1945 México DF). En principio es una sorpresa muy buena y nos agrada caer en la cuenta de que el "olvido premeditado" (Benito Rodríguez Ríos, 1978) en el que se tuvo a este lagunero de adopción tanto tiempo haya sido superado. Sabemos que fue en La Laguna donde fue recriado y la fragua, por decirlo así, en la que se forjó su carácter; la ciudad a la que llegó en 1881, con solo tres años de edad, y que se convirtió en una referencia clave de su vida.

Sorprende, además, que las muchas y serias ocupaciones legislativas hayan dejado un hueco en la actividad del Parlamento de Canarias para dedicarlo a estas cosas de la ciencia y de las letras. Una ocupación que nos parece positiva y así debemos reconocerlo. No obstante, surge enseguida la preocupación del papel asignado a la sociedad civil en sus diversas formas de participación. El ensimismamiento de las iniciativas culturales y las inversiones económicas correspondientes son, con escasas excepciones, muy intensos en la perspectiva de las instituciones del Estado y financieras, dejando al ciudadano organizado, o individualmente considerado, un papel muy pobre de solo receptor de una cultura de mesa servida, a pesar de que es una experiencia reconocida que el dinamismo social, en todos los ámbitos, es beneficioso para la salud pública.

Por ello, parece razonable que se devuelva a la sociedad civil, de la forma más generosa posible, el derecho a participar activamente para que en ese flujo y reflujo con el que se suelen simbolizar las relaciones entre las instituciones y la ciudadanía se consiga dar vigor activo a favor de una mejor convivencia democrática participativa. En el caso de las programaciones y de la elección de la figura a la que se dedique el Día de las Letras Canarias nos parece que podría ser una oportunidad para recabar la colaboración y participación de las sociedades e instituciones universitarias y culturales de Canarias para alcanzar acuerdos compartidos y seguramente con mayor acierto.

Finalmente, dado el nivel y significado que tiene la obra de Blas Cabrera, y desde nuestro punto de vista, nos parece que dedicar a Blas Cabrera el día de las letras sería una decisión que haría honor a sus méritos.

Leandro Trujillo Casañas

(Biógrafo de Blas Cabrera)

¿Trabajar en Alemania?

Angela Merkel quiere que trabajemos en Alemania. He vivido allí siete años y te diré lo siguiente:

Primero: es una forma de contratar mano de obra barata. No sueñes, no te pagarán como a un trabajador alemán nunca. Segundo: te promocionarán en último lugar cuando no haya más alemanes a quien ascender. Tercero: harás las tareas que ellos no quieran hacer. Cuarto: primero los alemanes. Como les quitas el trabajo a ellos te van a decir de todo menos guapo y puede que te agredan. Quinto: serás un inmigrante de segunda clase. De primera clase están los americanos, los japoneses, los nórdicos, los ingleses y franceses. La opinión que tú tienes de un africano la tienen ellos de ti -¿no sabes que para ellos Europa termina en los Pirineos?-. Sexto: la comida es lo peor; no encuentras ingredientes con qué cocinar un plato español. Séptimo: hace muchísimo frío, con temperaturas bajo cero durante meses. Octavo: los alemanes no son un derroche de simpatía. ¿Crees que te van a invitar a salir con ellos a tomar una caña después del trabajo? Ni lo sueñes.

Antes de ir a Alemania piénsatelo al menos nueve veces. Hay muchos más contras que pros, muchos más inconvenientes que ventajas.

Luisa Rodríguez Sánchez

(Logroño)