No son el único, pero sí uno de los instrumentos para profundizar en la democracia y favorecer una mayor inmediatez entre los ciudadanos y sus representantes políticos. Las listas electorales abiertas -en las que cada votante puede elegir a sus candidatos al margen del partido por el que se presenten- son una vieja reivindicación de quienes abominan de la "partitocracia" y abogan por un sistema más participativo, pero siguen sin figurar en la agenda de los partidos políticos, algunos de cuyos dirigentes, no obstante, entienden que son parte de un modelo ideal al que debería tenderse. Así lo reconocieron los invitados al debate organizado por EL DÍA, en el que se expusieron las posibilidades que ofrece esta medida y también las dudas que genera.

Estas últimas fueron detalladas, sobre todo, por el analista político Pedro Lasso, encargado de abrir la conversación y también de recordar que las listas abiertas ya están vigentes en las elecciones al Senado, sin que los resultados sean sustancialmente diferentes de los obtenidos en otros comicios. La conclusión, a su juicio, es que "no funcionan" debido a la "falta de formación electoral".

"El 90% de los votantes no sabe para qué sirve cada urna, si tiene que introducir la papeleta en la primera, la segunda, la tercera o en las tres, o en cuál de ellas debe hacerlo un ciudadano alemán. No lo sabe ni el presidente de la mesa. Y si esto es así con listas cerradas, no digamos con las abiertas", argumentó Lasso, que ha estudiado los resultados de las elecciones al Congreso y el Senado desde 1996 para sustentar esta tesis. "Las listas abiertas, al menos hasta ahora, no resuelven nada", sentenció.

El escepticismo de Pedro Lasso dio paso a posiciones más optimistas. Julio Pérez, candidato del PSC-PSOE a la Alcaldía de Santa Cruz de Tenerife, cree que las listas abiertas son "un mecanismo positivo, pero no el único, para oxigenar la vida política".

Pérez reconoció que la actividad política es percibida por los ciudadanos como "algo lejano, ininteligible y hasta aburrido" y que es necesario impulsar herramientas que la hagan más participativa. En este sentido, las listas abiertas no deben ser "proscritas", pero tampoco "sacralizarlas", opinó el representante socialista, que fue el primero en introducir la idea de avanzar primero hacia "modelos mixtos", como en Alemania. También advirtió de la conveniencia de "tener cuidado con los ámbitos electorales" en que se aplican las listas abiertas, puesto que éstas no pueden ser "un mecanismo único o rígido".

Por parte del Movimiento Patriótico (MP), su presidente, José Luis Concepción, se mostró de acuerdo con la iniciativa, aunque precisó que "se debe tener en cuenta las estadísticas" (en referencia a los datos aportados por Pedro Lasso) y la manera en que se aplicarían en Canarias. "Lo más importante no son las listas abiertas en sí, sino cómo se aplican". Las elecciones autonómicas e insulares son, a su entender, las más apropiadas para ponerlas en práctica. De cualquier manera, para Concepción es prioritario "dignificar la vida política" y promover una serie de medidas con las cuales "casi no serían necesarias las listas abiertas". Respecto a la falta de cultura electoral a la que aludía Lasso, propuso realizar campañas informativas, sobre todo en televisión, para "explicar a la gente cómo votar".

El parlamentario del Partido Popular Miguel Cabrera Pérez-Camacho avisó de que la suya es "la opinión de un diputado", en referencia a que este asunto "no se ha debatido dentro de los grandes partidos". Sin embargo, para él las listas abiertas son "el modelo ideal al que hay que tender".

"Cuanto más se consolida el sistema democrático a lo largo de los decenios y los siglos, más claro se ve que las listas abiertas son el sistema que más tiende hacia la perfección", reflexionó Cabrera Pérez-Camacho, que se refirió al modelo inglés -aunque matizando primero que en este no hay listas, sino candidaturas abiertas, al tratarse de un sistema mayoritario, y no proporcional- como "el más perfecto desde el punto de vista de la puridad democrática".

Los 34 años transcurridos desde la llegada de la democracia suponen "un tiempo prudente para pensar en una mayor democratización del sistema electoral a través de listas más abiertas que cerradas", afirmó el representante del PP, que en este punto lanzó la primera andanada al "aparato" de los partidos políticos, que temen "una pérdida de control sobre las decisiones en materia de candidatos" y no dan "ningún atisbo de que quieran autolimitarse" en este aspecto. Por ello, auguró que serán necesarios "unos 25 años más" para que las listas abiertas se abran paso. "Hoy por hoy no lo veo", se lamentó.

Fernando Ríos, de Coalición Canaria -que también dijo hablar a título personal-, recordó que en los sistemas proporcionales como el español, los partidos políticos actúan como "intermediarios" entre los ciudadanos y sus representantes. "Más que listas abiertas, podría hablarse de listas desbloqueadas", en las que los electores puedan elegir el orden de los candidatos de un mismo partido y no confeccionar su propia lista con los candidatos de varios partidos.

Los experimentos, en casa

"Los partidos se oponen en la medida en que pierden poder y sus propios candidatos entran en disputa para ganarse al electorado", señaló Ríos, partidario de "sistemas electorales mixtos, más adecuados y que favorezcan la inmediatez". Sea como sea, recomendó "mucha pedagogía" y que los experimentos se realicen "con gaseosa y en casa". De lo contrario, alertó, "pueden producirse más problemas de los que podemos resolver".

El más ferviente defensor de las listas abiertas entre los invitados es Benito Codina, del Centro Canario (CCN), que fue quien introdujo esta propuesta en los postulados del partido. "Imbuida por los males del régimen anterior, la Constitución primó una partitocracia, que es lo que sostiene este sistema", indicó Codina, que advirtió de que "hasta que las formaciones políticas no entiendan que son órganos de representación de la sociedad pero cada vez están más alejados de ella, no serán capaces de abordar el cambio del sistema".

Al igual que algunos de sus compañeros, Benito Codina apostó por "dar pasos sucesivos" y buscar una fórmula para desbloquear las listas y permitir al elector decidir el orden de los candidatos. Actualmente, el cabeza de lista es "el mascarón de proa", explicó, mientras que los que van detrás suelen ser "relleno". El ámbito local es "el más difícil" para emprender esta reforma, mientras que en el insular y el autonómico "sí cabría", a su juicio.

En una segunda intervención, Pedro Lasso aseguró que "las listas bloqueadas y cerradas son lo mismo que el nombre del partido y el anagrama, sin más contenido". El analista político hizo una analogía contundente: la de los electores africanos, muchas veces analfabetos, que eligen entre un partido y otro por los símbolos que los representan. "Deciden por el león o el elefante. Es exactamente igual", observó.

Una de las razones por las que no se avanza hacia las listas abiertas ni se reforma el sistema electoral es que comportaría alterar los "trascendentes" aspectos financieros. Y es que cada voto supone una determinada cantidad, pero para acceder a esta financiación es necesario obtener al menos un diputado. "Si no es así, no hay ni un euro para la campaña electoral aunque se saquen 50.000 votos". Las consecuencias son, en resumen, el mantenimiento del "statu quo".

GEMA JIMÉNEZ Y MIGUEL GÓMEZ Fotos: MANUEL EXPÓSITO