COMO SABEN quienes nos siguen cada día porque debido a su apoyo alcanzamos la cifra de 204.000 lectores diarios, nuestra línea editorial es, además de muy patriota (somos el único periódico independentista o soberanista, pues ambos términos significan lo mismo), la única que pide la libertad de las Islas. La empresa que edita EL DÍA, a pesar de que atraviesa por momentos difíciles como todas las dedicadas a la comunicación tanto en Canarias, como en España y en el mundo, no le debe ni un euro a ningún banco, a ninguna entidad ni a nadie. Y es totalmente independiente. Por eso podemos expresar con libertad lo que pensamos. No estamos en el caso de otros diarios, uno dependiente directo de su propiedad canariona y otro igualmente al servicio de Las Palmas para conseguir unas míseras ayudas con las que seguir saliendo a la calle. ¿Cómo pueden ser libres las empresas vinculadas a intereses ajenos a los de nuestra Isla e incluso a los de Canarias? Son multitud los que aplauden nuestra valentía y unos pocos los que nos censuran por ella. Admitimos las críticas siempre que sean respetuosas con la legalidad establecida. Unas leyes que en muchos casos no nos gustan, pues defienden los intereses de la nación que nos sojuzga colonialmente en vez de lo que nos conviene a los canarios, pero que acatamos mientras llegue el momento en el que seamos una nación con Estado y tengamos nuestras propias normas. Porque más pronto que tarde Canarias será un país libre, mal que les pese a los españolistas, a los amantes de la españolidad y hasta a los nacionalistas tibios, de los que luego hablaremos.

NO OCULTAMOS que esa línea independiente en defensa de la independencia de la colonia más antigua de Europa y del mundo nos acarrea el ataque continuo de los que no quieren la libertad de los canarios; de los que se oponen a que un pueblo, cuyos antepasados sufrieron un genocidio equiparable al padecido por los judíos a manos de los nazis, tenga su identidad propia y viva con dignidad. Nos cabe el orgullo de decir que no tenemos otros enemigos que esos que también lo son de Canarias. Y aquí hemos de afirmar que muchos de los ataques contra nosotros los instigan la prensa y los políticos canariones. Unos y otros se frotan las manos estos días. Tan deseosos están de vernos desaparecer, que se regocijan con nuestras dificultades. "Por fin estamos viendo el ocaso de EL DÍA", se decía en un comentario enviado a un digital canarión que siempre se ha destacado por su mal gusto y por la desvergüenza de su director, un chulón capicúa que ha estropeado la carrera de una figura de la judicatura y la buena imagen de la justicia en Canarias; que no respeta a nadie, salvo a los socialistas, de los que es un siervo, pues no sabe lo que es el respeto y la decencia. Qué cómica nos resulta esa alegría de la morralla, de la hez del periodismo canarión y parte del tinerfeño. Periodismo de pésima catadura moral en el que militan los cuatro godos de la prensa –el bembón, el traidor, el tiñoso y el oloroso–, así como la bobona perjura y la periodista canariona que instigó al Parlamento de Canarias para que cometiese la infamia de reprobar a nuestro periódico. Son todos ellos y ellas, y no nosotros, quienes deberían desaparecer del periodismo regional. Por si fuera poco, en sus desesperados intentos por silenciarnos –a sus amos, que son los que se oponen a la libertad de los canarios para seguir explotándolos, no les conviene que se escuche la voz de EL DÍA–, hasta han intentado echarnos encima a la Justicia. No lo han podido hacer porque la Justicia, aun con sus errores, no se deja manipular tan fácilmente. Tampoco han conseguido enemistarnos con el Ejército. En las Fuerzas Armadas prevalece la moralidad, la disciplina y el honor, aunque los socialistas de Zapatero han hecho cuanto han podido por degradar a esta noble institución. Sí han logrado –lo decíamos antes– una reprobación del Parlamento. No nos importa, pues no ofende quien quiere sino quien puede. El Parlamento es muy respetable como institución, pero muy deleznable políticamente por su contenido. Por eso decíamos en nuestro comentario de ayer sábado que sus "señorías" deberían reprobarse a sí mismas, y no a un periódico que defienden lo que ellos deberían defender: la independencia y la libertad de Canarias.

Desde ahora proclamamos la firmeza de EL DÍA y de su director en cuanto a mantener esta línea editorial. No renunciaremos a pedir la libertad del pueblo canario hasta que estas Islas sean un país libre con bandera y asiento en los foros internacionales. Porque Canarias sufre una opresión y un expolio a manos de la nación española. Una nación que está en Europa, en otro continente, y que ejerce dicha opresión recaudando con rapiña nuestros recursos con las oficinas de la Hacienda estatal, que actúan en este Archipiélago como lo hacían los galeones del oro, la plata, las gemas y las especias en las colonias americanas; es decir, arrasando con todo.

Un día más estamos obligados a hablar del hambre que padece Canarias. Miles de isleños, decenas de miles –lo publicábamos esta misma semana en nuestra primera página– comen gracias a la caridad. Quién podía imaginar que con la democracia que tenemos desde hace 36 años esta tierra, antes Jardín de las Hespérides e Islas Afortunadas, se iba a convertir en un arrabal de hambrientos. Hambre pura y dura. Y don Paulino pasando por alto las advertencias que le hacemos desde esta Casa no como autoridades, que no lo somos, ni como políticos, que tampoco lo somos, sino como receptores del ambiente callejero. ¿Cómo es posible que pueda haber hambre en Canarias cuando sus recursos son inmensos? Pues, lo repetimos, porque la recaudación se la lleva España y porque lo poco que se queda aquí se destina a pagar los sueldos de la caterva de políticos municipales, insulares y autonómicos. A subvencionar a partidos políticos que han sustituido la democracia por una partitocracia, y también a los sindicatos, refugio de liberados y ociosos. Todos tienen preferencia menos el pueblo que llena las arcas públicas con el sudor de su frente.

No hay trabajo; hay hambre. Y cada vez más. Nos duele decirlo, don Paulino, porque lo apreciamos y seguimos confiando en usted, pero Canarias se hunde cada vez más con su presidencia. ¿Se ha convertido usted en uno de los nacionalistas tibios? Esperamos que estas expresiones que anteceden no le afecten, pues a usted lo que le preocupa son los grandes titulares. Don Paulino, repetimos, Canarias se hunde siendo usted presidente. Apiádese de Canarias, de su gente, de su familia y apiádese de usted mismo. Dele un susto a Madrid, a los socialistas y bien usted o bien la quícara valiente pidan la independencia e iniciar conversaciones para el traspaso de poderes. Cierran las empresas y aumenta el desempleo. Tenemos el índice de paro más alto de Europa, cuando podríamos ser uno de los dragones económicos de esta zona del mundo. Poseemos recursos y una envidiable posición geoestratégica, que ni siquiera explota España, la nación que nos coloniza y nos saquea, ya que nuestra Metrópoli no cuenta para nada en el escenario internacional. Y mucho menos con Zapatero al frente del Gobierno, al que usted y su quícara de Madrid le siguen el juego y lo mantienen en el poder a cambio de unas aguas que no son de Zapatero ni de España, sino de Marruecos. ¿A cuenta de qué tanta pasividad ante el cierre de empresas, ante tantas familias acudiendo a los comedores sociales y ante la amenaza marroquí? Si no reacciona, don Paulino, usted pasará a la historia como el responsable de las mayores desgracias de esta tierra. Y le queda poco tiempo.

Y mientras tanto, Marruecos al acecho. Nos tiene al corriente de la política marroquí nuestro colaborador Mohamed Boular, al igual que lo hace nuestro también colaborador Ramón Moreno sobre la pertenencia y legislación de las aguas con las que lo engañó Zapatero a usted, en persona, hace poco tiempo. Hemos recibido una interesante carta del señor Boular en la que nos dice que "el Reino de Marruecos no tiene la culpa de que las Canarias sean una colonia de España, ni tampoco es responsable del ordenamiento jurídico de las Canarias. El Derecho del Mar de la ONU (1982) dice que los archipiélagos de Estado sólo pueden medir sus aguas desde cada isla y no desde su conjunto. Por lo tanto, es totalmente falso y pura propaganda decir que nosotros queremos robar el petróleo canario. El Reino de Marruecos, como todos los Estados, se limita a defender sus derechos soberanos sobre las 200 millas de Zona Económica Exclusiva (ZEE). A la hora de delimitar espacios marítimos, el Reino de Marruecos defiende el principio de equidad y hemos dejado por escrito en la ONU que no aceptamos los actos unilaterales de Madrid contrarios al Derecho del Mar. Consideramos que Canarias es una prolongación natural de nuestra plataforma continental y no de la plataforma continental de un país situado en otro continente (España). El error en las Canarias consiste en no querer comprender que las aguas canarias son sólo las doce millas de mar territorial, pues Canarias no es un Estado archipielágico, sino una posesión de España en África".

El gran error, añadimos nosotros, también es que no seamos independientes, pues con una nación con su propio Estado no tendríamos que hablar constantemente de estos asuntos.