ESTAMOS elaborando el editorial del domingo próximo. Un texto en el que no vamos a analizar en profundidad a los partidos políticos como tales, ni tampoco a las respetables instituciones españolas presentes en la colonia canaria. Nos referimos al Ejército y la Justicia. Al Ejército, como siempre, lo elogiamos porque su función es cumplir órdenes. Lástima que también tenga que sufrir humillaciones como las que está soportando a manos de los partidos políticos, sobre todo los de izquierda.

La Justicia, respetabilísima también, es muy subjetiva y lo podemos demostrar. Lo mencionaba ayer nuestro columnista Andrés Chaves en su artículo respecto a lo que se dice sobre varios casos judiciales abiertos en Canarias. ¿Es posible que alguien haya influenciado sobre determinados jueces, si es esto lo que ha ocurrido realmente? Sin embargo, no tenemos que acudir a uno de nuestros colaboradores para apostillar lo que decimos, ya que nosotros mismos estamos sufriendo las embestidas de una parte de la Justicia que se deja influenciar -eso es lo que parece- por políticos y periodistas -periodistas que son la hez de esta profesión- de la tercera isla, pues es en Las Palmas donde tiene su sede el Tribunal Superior de Justicia de Canarias. ¿Se creen los canariones dueños de la Justicia por esta circunstancia? ¿Permiten los jueces y magistrados que esto sea así?

Sabemos que se prepara otra embestida de la Justicia contra nuestro periódico y su editor y director, José Rodríguez Ramírez, porque EL DÍA, en defensa propia y creyendo en la Justicia, ha replicado a la Justicia. Lo hemos hecho porque en esta Casa queremos Justicia. Queremos que se haga justicia. Que se castigue a quien corresponde, pero no a los inocentes a los ojos de la ley pero culpables a la vista de quienes quieren que Canarias siga siendo la finca de los españoles. Siempre hemos manifestado que la Justicia es algo muy serio. Por eso queremos que actúe de una forma justa y decente.

En fin; como decíamos al principio, ni hoy, ni en nuestro editorial del próximo domingo vamos a ocuparnos con detalle del Ejército, de la Justicia y de los partidos políticos. Ya hablaremos de ellos con amplitud en su día. Hoy volveremos a insistir en que Canarias, irremediablemente -no sabemos cuando, pero sí que ocurrirá de forma inevitable-, será una nación con su Estado. Un momento a partir del cual quedará conjurada o aniquilada la amenaza de anexión de estas Islas por parte de Marruecos. No olvidemos, inmersos en este ambiente en el que vivimos queriendo ignorar el peligro y la realidad, que en el momento menos pensado la ONU puede adoptar una resolución, a instancias del propio país alauita, según la cual este Archipiélago pasa a ser una posesión de Marruecos, pues no en vano se encuentra en sus aguas jurisdiccionales y en su zona económica exclusiva.

EL DÍA seguirá perseguido y castigado por las embestidas que hemos mencionado; por pedir que se nos devuelva lo que era nuestro y lo que sigue siendo nuestro. Lo que evidentemente es nuestro. Lo que le robaron a nuestros antepasados tras casi cien años de feroz conquista. A EL DÍA tratan de silenciarlo por orden de Las Palmas y quien sabe si también por orden de Madrid. No lo han conseguido; al menos hasta hoy. Y como estamos decididos a seguir en la misma línea, el domingo publicaremos una carta de un ilustre sacerdote de Las Palmas sobre la realidad que nosotros defendemos todos los días. Confiamos en que, como en el himno de la Falange Española, en el célebre Cara al Sol -de triste recuerdo pero de letra y música bellísimas- en Canarias empiece a amanecer. Porque a finales de mayo, el mes de la primavera por excelencia -la primera que también volverá a reír en nuestras Islas- posiblemente en el Parlamento de Canarias, y a pesar de las cuotas para perpetuarse sólo tres partidos, estará una formación política que cuenta con nuestra simpatía porque sus postulados son idénticos a los nuestros: libertad para Canarias y decencia para Canarias. Que Canarias tenga su Constitución, su Ejército (si fuese necesario) y una Justicia propia que sea ecléctica y que no obedezca a la prensa de Las Palmas. Una justicia que juzgue con los ojos vendados. Con el fiel de la balanza en su punto central. Una justicia a la que haya que apreciar y querer y no aborrecer por culpa de jueces y juezas que hoy dictan sentencias contra los que en Canarias predicamos la libertad y aborrecemos el colonialismo.

Ayer, nada más acabar nuestro comentario, recibimos la notificación de una sentencia por una demanda que pusimos a dos periodistas, uno director de un medio de Las Palmas y el otro, director de su hijuela en Tenerife, por sus falsas acusaciones e insultos contra el editor y director de EL DÍA. Los acusados se han ido de rositas; en unos días presentaremos la correspondiente apelación ante la Audiencia Provincial tinerfeña. Sentencia que engrosa la colección que estamos haciendo de veredictos judiciales que tenemos apelados en Audiencias, en el Supremo y en el Constitucional, entre otras altas instancias. Por algunas de estas sentencias llegaremos al tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo. ¡Ay, independencia, cómo te ansiamos!