Era un viejo cono volcánico, lleno de tabaibas, magarzas y gramíneas, de unos 110 metros de altura, dividido o cortado ahora en varios trozos separados en profundos y rectos acantilados artificiales, que en su momento tuvo que ser muy bonito. Representaba sobre el plano la imagen típica del volcán que surge en ronchas extendidas por muchos lugares de las Islas. Para que se hagan una idea, como los que se encuentran en el Valle de Güímar, entrando al Puertito, en Montaña Mostaza por el Valle de Ucanca, o en la Caldera de Pedro Gil, rompiendo las cortadas de lo que debieron de ser cumbres. Ya no les cuento en Lanzarote o Fuerteventura, en Las Palmas, en El Hierro, en La Gomera o en La Palma. Para los antepasados representaban la puerta que utilizaba Guayota -el demonio- para salir al exterior. ¡Y tanto!

Un oscuro y aciago día, cuando no había rastro en esta sociedad de conciencia ecológica, se decidió utilizarlos para la extracción embrutecida de áridos y también, como en otras muchas zonas de La Laguna y Tacoronte, los mutilaron a finales de los ochenta (segundo "boom" turístico) con el vaciado a bocados para picón, dejando un cuadro cruzado de engendros partidos sobre el que encima, aquí, se ha fabricado. Circulando hacia Las Teresitas fíjense en la montaña de Jagua y en otras anteriores. En su cono, Taco representa lo peor de lo peor. Sobre una de las secciones "tipo muñón" de cara a la autopista se asienta un barrio entero, Las Moraditas, que corre un serio peligro; y otro, San Matías, que asimismo creció en su ladera Suroeste sobre una porción menos expuesta al derrumbe.

Las aberraciones y barbaridades que se cometieron en el pasado ahora no se pueden arreglar de golpe y porrazo; hay títulos de propiedad privados que habrá que negociar lo mejor posible y lo que llaman tenedores de buena fe, a los que no se puede culpar o responsabilizar de los desmanes cometidos. Ahora bien, sí establecer planes de recomposición de esas zonas y búsquedas continuas de opciones para rehabilitar espacios. Digamos que, salvando las diferencias, esa es la consecuencia de nuestro desastre nuclear con una degradada imagen que habla muy mal de las políticas urbanísticas de las administraciones municipales, insulares y canarias. Hoy en día se sigue utilizando incluso la excusa del peligro para seguir concediendo licencias de extracción.

David y Mari Paz, que no son japoneses, narran casi lo mismo: "Escuchamos un gran estruendo y salimos corriendo a la parte trasera, donde pudimos observar una nube de polvo y el gran derrumbe producido". ¿Fukushima? Lo primero que se les pasó por la cabeza es que en el lugar de la avalancha había gente trabajando, pero de entre el destrozo surgió una voz: "Tranquilos, estamos todos vivos. Todo se había estremecido por completo. Fue descomunal. Los políticos solo vienen cuando les interesa, pero ahora tampoco han aparecido por aquí. Esperan a que sucedan las cosas para tomar medidas". O "estaba en la ducha y mi marido pensó que era un terremoto, pero entre la nube de tierra que se formó apareció otro vecino que nos dijo que era la montaña".

Los políticos y los técnicos de ahora, actuando en impulsos de presión, solo pueden hacer remiendos con parches e ir a hacer el paripé, que aunque necesario no cura las profundas heridas que llegan al hueso. A mi modo de entender, tienen que partir y parir decisiones consensuadas de actuación drástica, firme y decidida sobre los conjuntos. ¿Ves? Aquí hay otro plan de renovación de la planta turística, otro Renove que en este caso no sería para sortear la aluminosis, sino para la artrosis mental que se desarrollaba en las décadas de locura inmobiliaria, que destruía lo que nos rodeaba para después hacer equilibrios encima.

¿Qué pasa con ese puente desde la rotonda de la Residencia? Hay que acabarlo, lleva desde bastante antes del final del siglo pasado en veremos. Supongo que alguna vez habrá que integrar la zona y acabar tumbando como mínimo en parte los citados despropósitos. Es vital para Santa Cruz-La Laguna, una, una y una, y seguro que lo digo como chorrada u obviedad, aunque por lo menos la expongo como me sale: se corta el trozo de arriba de la teta, "el flan de Taco", y se hace un parque de dragos rellenando grietas, ordenando y compensando por donde cuadre.

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